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INMERSIÓN
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ORÍGENES
40:23–41:20
interpretó el sueño. Sin embargo, el jefe de los coperos del faraón se olvidó
de José por completo y nunca más volvió a pensar en él.
Dos años después, el faraón soñó que estaba de pie a la orilla del río Nilo.
En su sueño, vio siete vacas gordas y sanas que salían del río y comenzaban
a pastar entre los juncos. Luego vio otras siete vacas que salían del Nilo
detrás de ellas, pero eran flacas y raquíticas. Esas vacas se pusieron junto a
las vacas gordas, en la ribera del río. ¡Entonces las vacas flacas y raquíticas
se comieron a las siete vacas gordas y sanas! En ese momento del sueño,
el faraón se despertó.
Después volvió a dormirse y tuvo un segundo sueño. Esta vez vio siete
espigas llenas de grano, robustas y hermosas, que crecían de un solo tallo.
Luego aparecieron otras siete espigas de grano, pero estaban resecas y marchitadas por el viento oriental. ¡Entonces las espigas secas se tragaron a
las siete robustas y bien formadas! El faraón volvió a despertarse y se dio
cuenta de que era un sueño.
A la mañana siguiente, el faraón estaba muy perturbado por los sueños.
Entonces llamó a todos los magos y a los sabios de Egipto. Cuando el faraón
les contó sus sueños, ninguno de ellos pudo decirle lo que significaban.
Finalmente habló el jefe de los coperos del rey: «Hoy he recordado
mi falla —le dijo al faraón—. Hace un tiempo, usted se enojó con el jefe
de los panaderos y conmigo, y nos encarceló en el palacio del capitán de
la guardia. Una noche, el jefe de los panaderos y yo tuvimos cada uno
un sueño, y cada sueño tenía su propio significado. Con nosotros, en la
cárcel, había un joven hebreo, que era esclavo del capitán de la guardia.
Nosotros le contamos nuestros sueños, y él nos explicó el significado de
cada sueño. Y todo sucedió tal como él lo había predicho. Yo fui restituido
a mi puesto de copero, y el jefe de los panaderos fue ejecutado y atravesado
con un poste».
El faraón mandó llamar a José de inmediato, y enseguida lo trajeron de
la cárcel. Después de afeitarse y cambiarse de ropa, José se presentó ante
el faraón. Entonces el faraón le dijo:
—Anoche tuve un sueño, y nadie aquí puede decirme lo que significa;
pero me enteré de que cuando tú oyes un sueño puedes interpretarlo.
—No está en mis manos el poder para hacerlo —respondió José—,
pero Dios puede decirle lo que su sueño significa y darle tranquilidad.
Entonces el faraón le contó su sueño a José.
—En mi sueño —le dijo—, yo estaba de pie a la orilla del río Nilo y vi
siete vacas gordas y sanas que salían del río y comenzaban a pastar entre los
juncos. Luego vi siete vacas flacas y raquíticas con aspecto enfermizo que
salían después de las primeras. Jamás había visto unos animales tan lamentables en toda la t ierra de Egipto. Entonces esas vacas flacas y raquíticas
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