Inmersion Origenes - Flipbook - Página 79
38:19–39:4
G é nesis
65
Entonces Judá se los entregó. Después tuvo relaciones sexuales con ella,
y Tamar quedó embarazada. Luego ella regresó a su casa, se quitó el velo
y se puso la ropa de viuda como de costumbre.
Más tarde Judá le pidió a su amigo Hira el adulamita que llevara el cabrito a la mujer y recogiera las cosas que le había dejado como garantía,
pero Hira no pudo encontrarla. Entonces preguntó a los hombres de ese
lugar:
—¿Dónde puedo encontrar a la prostituta del templo local que se sentaba junto al camino, a la entrada de Enaim?
—Nunca hemos tenido una prostituta del templo aquí —contestaron
ellos.
Entonces Hira regresó a donde estaba Judá y le dijo:
—No pude encontrarla por ninguna parte, y los hombres de la aldea afirman que nunca ha habido una prostituta del templo pagano en ese lugar.
—Entonces deja que se quede con las cosas que le di —dijo Judá—.
Envié el cabrito, tal como acordamos, pero tú no pudiste encontrarla. Si
regresamos a buscarla, seremos el hazmerreír del pueblo.
Unos tres meses después, le dijeron a Judá:
—Tu nuera Tamar se ha comportado como una prostituta y ahora,
como consecuencia, está embarazada.
—¡Sáquenla y quémenla! —ordenó Judá.
Pero cuando la sacaban para matarla, ella envió el siguiente mensaje a
su suegro: «El dueño de estas cosas fue quien me dejó embarazada. Fíjese
bien. ¿De quién son este sello, este cordón y este bastón?».
Judá los reconoció enseguida y dijo:
—Ella es más justa que yo, porque no arreglé que ella se casara con mi
hijo Sela.
Y Judá nunca más volvió a acostarse con Tamar.
Cuando llegó el tiempo de que Tamar diera a luz, se descubrió que esperaba gemelos. Durante el parto, uno de los niños sacó la mano, entonces la
partera le ató un hilo rojo en la muñeca y anunció: «Este salió primero».
Pero luego el niño metió la mano de vuelta, ¡y salió primero su hermano!
Entonces la partera exclamó: «¡Vaya! ¿Cómo hiciste para abrirte brecha
y salir primero?». Y lo llamaron Fares. Luego nació el niño que llevaba el
hilo rojo en la muñeca, y lo llamaron Zera.
Cuando los mercaderes ismaelitas llevaron a José a Egipto, lo vendieron a
Potifar, un oficial egipcio. Potifar era capitán de la guardia del faraón, rey
de Egipto.
El Señor estaba con José, por eso tenía éxito en todo mientras servía en
la casa de su amo egipcio. Potifar lo notó y se dio cuenta de que el S eñor
estaba con José, y le daba éxito en todo lo que hacía. Eso agradó a Potifar,
InmersionOrigenes_NTV.indd 65
10/12/2017 10:05:44 AM