Inmersion Origenes - Flipbook - Página 72
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INMERSIÓN
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ORÍGENES
35:1-19
Entonces Dios le dijo a Jacob: «¡Prepárate! Múdate a Betel, establécete allí
y edifica un altar a Dios, quien se te apareció cuando huías de tu hermano
Esaú».
Entonces Jacob les dijo a todos los de su casa: «Desháganse de todos
sus ídolos paganos, purifíquense y pónganse ropas limpias. Ahora vamos
a Betel, donde edificaré un altar al Dios que respondió a mis oraciones
cuando yo estaba angustiado. Él ha estado conmigo en todos los lugares
por donde anduve».
Entonces le entregaron a Jacob todos los ídolos paganos que conservaban y también los aretes, y él los enterró bajo el gran árbol que está cerca de
Siquem. Cuando salían, D
ios mandó terror sobre los habitantes de todas
las ciudades de aquella región, así que nadie atacó a la familia de Jacob.
Finalmente Jacob y todos los de su casa llegaron a Luz (también llamada
Betel), en Canaán. Allí Jacob edificó un altar y llamó al lugar El-betel (que
significa «Dios de Betel»), porque Dios se le había aparecido allí cuando
huía de su hermano Esaú.
Poco tiempo después murió Débora, la mujer que había cuidado a Rebeca desde niña, y fue enterrada bajo el roble que está en el valle de Betel.
Desde entonces ese lugar fue llamado Alón-bacut (que significa «roble
del llanto»).
Ahora que Jacob había regresado de Padán-aram, Dios se le apareció de
nuevo en Betel. Y Dios lo bendijo diciéndole: «Tu nombre es Jacob, pero
ya no te llamarás Jacob. A partir de ahora tu nombre será I srael». Así que
Dios le cambió el nombre y lo llamó Israel.
Entonces Dios dijo: «Yo soy El-Shaddai, “Dios Todopoderoso”. Sé
fructífero y multiplícate. Llegarás a formar una gran nación; incluso, de
ti saldrán muchas naciones. ¡Habrá reyes entre tus descendientes! Y te
entregaré la tierra que les di a Abraham y a Isaac. Así es, te la daré a ti y a
tus descendientes». Luego Dios ascendió desde el lugar donde le había
hablado a Jacob.
Jacob levantó una columna conmemorativa para marcar el lugar donde
Dios le había hablado. Luego derramó vino sobre la columna como sacrificio a Dios y la ungió con aceite de oliva. Jacob llamó a aquel lugar Betel
(que significa «casa de Dios»), porque allí Dios le había hablado.
Una vez que salieron de Betel, Jacob y su clan avanzaron hacia Efrata;
pero Raquel entró en trabajo de parto mientras aún estaban lejos de allí, y
sus dolores eran intensos. Luego de un parto muy difícil, la partera finalmente exclamó: «¡No temas; tienes otro varón!». Raquel estaba a punto
de morir, pero con su último suspiro puso por nombre al niño Benoni (que
significa «hijo de mi tristeza»). Sin embargo, el padre del niño lo llamó
Benjamín (que significa «hijo de mi mano derecha»). Así que Raquel
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