Inmersion Origenes - Flipbook - Página 63
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G é nesis
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—Por favor, escúchame —respondió Labán—. Me he enriquecido,
porque el Señor me ha bendecido por causa de ti. Dime cuánto te debo.
Sea lo que fuere, yo te lo pagaré.
—Tú sabes con cuánto esfuerzo he trabajado para ti —respondió
Jacob—, y cómo tus rebaños y tus manadas han aumentado a mi cuidado.
En verdad tenías muy poco antes de que yo llegara, pero tu riqueza aumentó enormemente. El Señor te ha bendecido mediante todo lo que he
hecho. ¿Pero y yo, qué? ¿Cuándo podré comenzar a mantener a mi propia
familia?
—¿Qué salario quieres que te pague? —volvió a preguntar Labán.
—No me des nada. Haz una sola cosa, y yo seguiré ocupándome de tus
rebaños y cuidando de ellos. Déjame inspeccionar hoy tus rebaños y separar todas las ovejas y las cabras que estén manchadas o moteadas, junto
con todas las ovejas negras. Dame esas a modo de salario. En el futuro,
cuando revises los animales que me hayas dado como salario, verás que
he sido honesto contigo: si encuentras en mi rebaño alguna cabra que no
esté manchada o moteada, o alguna oveja que no sea negra, sabrás que te
la he robado.
—De acuerdo —respondió Labán—, será tal como has dicho.
Ese mismo día, Labán salió y sacó los chivos rayados y moteados, todas
las cabras manchadas y moteadas o que tuvieran manchas blancas, y todas
las ovejas negras. Puso los animales al cuidado de sus propios hijos, quienes se los llevaron a una distancia de tres días de camino del lugar donde
estaba Jacob. Mientras tanto, Jacob se quedó y cuidó del resto del rebaño
de Labán.
Luego Jacob tomó algunas ramas verdes de álamo, de almendro y de
plátano oriental, y las peló quitándoles tiras de la corteza, de modo que
quedaran con rayas blancas. Después puso esas ramas peladas en los bebederos donde los rebaños iban a tomar agua, porque era allí donde se
apareaban; y cuando se apareaban frente a las ramas peladas con rayas
blancas, tenían crías rayadas, manchadas y moteadas. Jacob separaba esos
corderos del rebaño de Labán. En la época de celo, los ponía frente a los
animales de Labán que fueran rayados o negros. Así es como él aumentaba
su propio rebaño en lugar de incrementar el de Labán.
Cada vez que las hembras más fuertes estaban listas para aparearse,
Jacob ponía las ramas peladas en los bebederos frente a ellas. Entonces
se apareaban frente a las ramas; pero no lo hacía con las hembras más
débiles, de modo que los animales más débiles pertenecían a Labán y
los más fuertes, a Jacob. Como resultado, Jacob se hizo muy rico, con
grandes rebaños de ovejas y cabras, siervas y siervos, y muchos camellos
y burros.
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