Inmersion Origenes - Flipbook - Página 59
28:10–29:4
G é nesis
45
Mientras tanto, Jacob salió de Beerseba y viajó hacia Harán. A la caída del
sol, llegó a un buen lugar para acampar, y se quedó allí a pasar la noche.
Jacob encontró una piedra donde reposar su cabeza y se acostó a dormir.
Mientras dormía, soñó con una escalera que se extendía desde la tierra
hasta el cielo, y vio a los ángeles de Dios que subían y bajaban por ella.
En la parte superior de la escalera estaba el Señor, quien le dijo: «Yo
soy el Señor, Dios de tu abuelo Abraham, y Dios de tu padre Isaac. La
tierra en la que estás acostado te pertenece. Te la entrego a ti y a tu descendencia. ¡Tus descendientes serán tan numerosos como el polvo de la tierra!
Se esparcirán en todas las direcciones: hacia el oriente y el occidente, hacia
el norte y el sur; y todas las familias de la t ierra serán bendecidas por medio
de ti y de tu descendencia. Además, yo estoy contigo y te protegeré dondequiera que vayas. Llegará el día en que te traeré de regreso a esta tierra. No
te dejaré hasta que haya terminado de darte todo lo que te he prometido».
Entonces Jacob se despertó del sueño y dijo: «¡Ciertamente el Señor
está en este lugar, y yo ni me di cuenta!»; pero también tuvo temor y dijo:
«¡Qué temible es este lugar! No es ni más ni menos que la casa de Dios,
¡la puerta misma del cielo!».
A la mañana siguiente, Jacob despertó muy temprano y erigió como
columna conmemorativa la piedra en la que había reposado la cabeza y
después derramó aceite de oliva sobre ella. Llamó a aquel lugar Betel (que
significa «casa de Dios»), aunque antes se llamaba Luz.
Luego Jacob hizo el siguiente voto: «Si Dios en verdad está conmigo
y me protege en este viaje, y si él me provee de comida y de ropa, y si yo
regreso sano y salvo a la casa de mi padre, entonces el Señor ciertamente
será mi D
ios. Y esta piedra que levanté como columna conmemorativa
será un lugar de adoración a Dios, y yo le daré a Dios una décima parte de
todo lo que él me dé».
Entonces Jacob se apresuró y por fin llegó a la t ierra del oriente. A la distancia vio un pozo. Junto al pozo, en campo abierto, había tres rebaños de
ovejas y de cabras esperando a que les dieran de beber; pero una pesada
piedra tapaba la boca del pozo.
Era costumbre del lugar esperar a que llegaran todos los rebaños antes
de quitar la piedra y dar de beber a los animales. Después se volvía a tapar
la boca del pozo con la piedra. Jacob se acercó a los pastores y preguntó:
—¿De dónde son ustedes, amigos?
—Somos de Harán —contestaron ellos.
InmersionOrigenes_NTV.indd 45
10/12/2017 10:05:42 AM