Inmersion Origenes - Flipbook - Página 50
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INMERSIÓN
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ORÍGENES
24:34-51
—No quiero comer hasta que les haya dicho la razón por la que vine.
—Muy bien —respondió Labán—, dinos.
—Yo soy siervo de Abraham —explicó—. Y el S eñor ha bendecido
mucho a mi amo; y él se ha enriquecido. El Señor le ha dado rebaños
de ovejas y cabras, manadas de ganado, una fortuna en plata y en oro, y
muchos siervos y siervas, camellos y burros.
»Cuando Sara, la esposa de mi amo, era ya muy anciana, le dio un hijo a
mi amo, y mi amo le ha dado a él todo lo que posee. Mi amo me hizo jurar,
y me dijo: “No dejes que mi hijo se case con una de esas mujeres cananeas.
En cambio, vuelve a la casa de mi padre, a mis parientes, y encuentra allí
una esposa para mi hijo”.
»Pero yo le dije a mi amo: “¿Y si no encuentro una joven que esté dispuesta a regresar conmigo?”. Y él contestó: “El S eñor, en cuya presencia
he vivido, enviará a su ángel contigo y hará que tu misión tenga éxito. Es
verdad, debes encontrar una esposa para mi hijo entre mis parientes, en la
familia de mi padre. Entonces habrás cumplido tu obligación; pero si vas
a mis parientes y ellos se niegan a dejarla ir contigo, quedarás libre de mi
juramento”.
»Así que cuando llegué al manantial, hice esta oración: “Oh Señor,
Dios de mi amo, Abraham, te ruego que me des éxito en esta misión. Mira,
aquí estoy, parado junto a este manantial, y esta es mi petición: cuando
venga una joven a sacar agua, yo le diré: ‘Por favor, deme de beber un
poco de agua de su cántaro’; si ella dice: ‘Sí, beba usted, y también sacaré
agua para sus camellos’, que sea ella la que has elegido para ser la esposa
del hijo de mi amo”.
»Antes de terminar de orar en mi corazón, vi a Rebeca saliendo con
un cántaro de agua al hombro. Ella descendió hasta el manantial y sacó
agua. Entonces yo le dije: “Por favor, deme de beber”. Enseguida ella bajó
el cántaro del hombro y dijo: “Sí, beba usted, ¡y también daré de beber a
sus camellos!”. Así que bebí, y después ella dio de beber a los camellos.
»Entonces le pregunté: “¿De quién es hija usted?”, y ella contestó: “Soy
hija de Betuel, y mis abuelos son Nacor y Milca”. Así que puse el anillo en
su nariz y las pulseras en sus muñecas.
»Después me incliné hasta el suelo y adoré al Señor. Alabé al Señor,
Dios de mi amo, Abraham, porque me había guiado directamente a la sobrina de mi amo, para que ella sea la esposa de su hijo. Así que díganme:
¿quieren o no mostrar amor inagotable y fidelidad a mi amo? Por favor,
respóndanme “sí” o “no”, y de esa manera sabré qué hacer después.
Entonces Betuel y Labán respondieron:
—Es evidente que el Señor te trajo hasta aquí, así que no hay nada que
podamos decir. Aquí está Rebeca; tómala y vete. Efectivamente, que ella
sea la esposa del hijo de tu amo, tal como el Señor lo ha dispuesto.
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