Inmersion Origenes - Flipbook - Página 48
34
INMERSIÓN
•
ORÍGENES
23:17–24:14
cantidad total: cuatrocientas monedas de plata, pesadas según la norma
de los comerciantes; y los ancianos hititas presenciaron la transacción.
Así fue que Abraham compró la parcela que pertenecía a Efrón en Macpela, cerca de Mamre. La parcela constaba del campo, la cueva y todos
los árboles que la rodeaban. Se transfirió a Abraham como posesión permanente en presencia de los ancianos hititas, en la puerta de la ciudad.
Después Abraham enterró a su esposa, Sara, allí en Canaán, en la cueva de
Macpela, cerca de Mamre (también llamado Hebrón). Así que el campo y
la cueva de los hititas pasaron a manos de Abraham, para ser usados como
lugar de sepultura permanente.
Abraham ya era un hombre muy anciano, y el Señor lo había bendecido
en todo. Cierto día Abraham le dijo a su siervo más antiguo, el hombre que
estaba a cargo de su casa:
—Haz un juramento poniendo tu mano debajo de mi muslo. Jura por el
Señor, D
ios del cielo y de la tierra, que no dejarás que mi hijo se case con
una de esas mujeres cananeas. En cambio, vuelve a mi t ierra natal, donde
están mis parientes, y encuentra allí una esposa para mi hijo Isaac.
El siervo preguntó:
—¿Pero qué pasaría si no puedo encontrar una joven que esté dispuesta
a viajar tan lejos de su casa? ¿Debería, entonces, llevar allí a Isaac para que
viva entre sus parientes, en la t ierra de donde usted proviene?
—¡No! —contestó Abraham—. Procura no llevar nunca a mi hijo allí.
Pues el S eñor, D
ios del cielo, quien me sacó de la casa de mi padre y de mi
tierra natal, prometió solemnemente dar esta t ierra a mis descendientes.
Él enviará a su ángel delante de ti y se encargará de que encuentres allí una
esposa para mi hijo. Si ella no está dispuesta a regresar contigo, entonces
quedarás libre de este juramento que haces conmigo; pero bajo ninguna
circunstancia, llevarás a mi hijo allí.
Entonces el siervo hizo un juramento poniendo su mano debajo del
muslo de su señor, Abraham, y juró seguir sus instrucciones. Después
tomó diez de los camellos de Abraham y los cargó con toda clase de regalos valiosos de parte de su señor, y viajó hasta la lejana tierra de Aramnaharaim. Una vez allí, se dirigió a la ciudad donde se había establecido
Nacor, hermano de Abraham. Hizo que los camellos se arrodillaran junto
a un pozo justo a las afueras de la ciudad. Era la caída de la tarde, y las
mujeres salían a sacar agua.
«Oh Señor, Dios de mi amo, Abraham —oró—. Te ruego que hoy
me des éxito y muestres amor inagotable a mi amo, Abraham. Aquí me
encuentro junto a este manantial, y las jóvenes de la ciudad vienen a sacar
agua. Mi petición es la siguiente: yo le diré a una de ellas: “Por favor, deme
de beber de su cántaro”; si ella dice: “Sí, beba usted, ¡y también daré de
InmersionOrigenes_NTV.indd 34
10/12/2017 10:05:39 AM