Inmersion Origenes - Flipbook - Página 45
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G é nesis
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Pero D
ios escuchó llorar al muchacho, y el ángel de Dios llamó a Agar
desde el cielo: «Agar, ¿qué pasa? ¡No tengas miedo! Dios ha oído llorar al
muchacho, allí tendido en el suelo. Ve a consolarlo, porque yo haré de su
descendencia una gran nación».
Entonces D
ios abrió los ojos de Agar, y ella vio un pozo lleno de agua.
Enseguida llenó su recipiente con agua y dio de beber al niño.
El muchacho creció en el desierto, y Dios estaba con él. Llegó a ser un
hábil arquero, se estableció en el desierto de Parán, y su madre arregló que
se casara con una mujer de la tierra de Egipto.
En esos días, Abimelec fue con Ficol, el comandante de su ejército, a visitar
a Abraham.
—Es obvio que D
ios está contigo, ayudándote en todo lo que haces
—dijo Abimelec—. Júrame en nombre de Dios que nunca me engañarás
ni a mí, ni a mis hijos, ni a ninguno de mis descendientes. Yo te he sido
leal, así que ahora jura que tú me serás leal a mí y a esta nación donde vives
como extranjero.
Abraham respondió:
—¡Sí, lo juro!
Entonces Abraham se quejó con Abimelec por un pozo que los siervos
de Abimelec habían quitado por la fuerza a los siervos de Abraham.
—No sabía nada —respondió Abimelec—. No tengo idea de quién es
el responsable. Nunca antes te has quejado de este asunto.
Entonces Abraham le dio a Abimelec algunas de sus ovejas y cabras, y
cabezas de ganado, y los dos hicieron un tratado. Pero Abraham además
tomó otras siete corderas y las puso aparte. Y Abimelec preguntó:
—¿Por qué has puesto estas siete separadas de los demás?
Abraham respondió:
—Por favor, recibe estas siete corderas en señal de que aceptas que yo
cavé este pozo.
Luego Abraham puso por nombre a ese lugar Beerseba (que significa
«pozo del juramento»), porque fue allí donde ambos hicieron el juramento.
Después de haber hecho el pacto en Beerseba, Abimelec partió junto
con Ficol, el comandante de su ejército, y los dos regresaron a su hogar, en
tierra de los filisteos. Luego Abraham plantó un tamarisco en Beerseba, y
allí adoró al S eñor, D
ios Eterno. Y Abraham vivió como extranjero en la
tierra de los filisteos durante mucho tiempo.
Tiempo después, Dios probó la fe de Abraham.
—¡Abraham! —lo llamó Dios.
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