Inmersion Origenes - Flipbook - Página 44
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INMERSIÓN
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ORÍGENES
20:14–21:16
Entonces Abimelec tomó algunas de sus ovejas y cabras, ganado y también siervos y siervas, y entregó todo a Abraham. Además le devolvió a su
esposa, Sara. Después Abimelec le dijo:
—Revisa mis tierras y escoge cualquier lugar donde te gustaría vivir.
Y le dijo a Sara:
—Mira, le entrego a tu “hermano” mil piezas de plata en presencia de
todos estos testigos, para compensarte por cualquier daño que pudiera
haberte causado. Esto resolverá todo reclamo contra mí, y tu reputación
quedará limpia.
Entonces Abraham oró a D
ios, y D
ios sanó a Abimelec, a su esposa y
a sus siervas para que pudieran tener hijos. Pues el S eñor había hecho
que todas las mujeres quedaran estériles debido a lo que pasó con Sara, la
esposa de Abraham.
El Señor cumplió su palabra e hizo con Sara exactamente lo que había prometido. Ella quedó embarazada y dio a luz un hijo a Abraham en su vejez.
Esto o currió justo en el tiempo que Dios dijo que pasaría. Y Abraham le
puso por nombre a su hijo, Isaac. Ocho días después del nacimiento, Abraham circuncidó a Isaac, tal como Dios había ordenado. Abraham tenía cien
años de edad cuando nació Isaac.
Sara declaró: «
Dios me hizo reír. Todos los que se enteren de lo que
sucedió se reirán conmigo. ¿Quién le hubiera dicho a Abraham que Sara
amamantaría a un bebé? Sin embargo, ¡le he dado a Abraham un hijo en
su vejez!».
Cuando Isaac creció y estaba a punto de ser destetado, Abraham preparó
una gran fiesta para celebrar la ocasión. Pero Sara vio que Ismael —el hijo
de Abraham y de su sierva egipcia Agar— se burlaba de su hijo Isaac. Entonces ella se dirigió a Abraham y le exigió: «Echa fuera a esa esclava y a
su hijo. Él no compartirá la herencia con mi hijo Isaac. ¡No lo permitiré!».
Esto disgustó mucho a Abraham, porque Ismael era su hijo; pero Dios
le dijo a Abraham: «No te alteres por el muchacho y tu sierva. Haz todo
lo que Sara te diga, porque Isaac es el hijo mediante el cual procederán tus
descendientes. Yo también haré una nación de los descendientes del hijo
de Agar, porque él también es hijo tuyo».
Así que a la mañana siguiente Abraham se levantó temprano, preparó comida y un recipiente de agua, y amarró todo a los hombros de Agar. Luego la
despidió junto con su hijo, y ella anduvo errante por el desierto de Beerseba.
Cuando se acabó el agua, Agar puso al muchacho a la sombra de un
arbusto. Entonces se alejó y se sentó sola a unos cien metros de distancia.
Se echó a llorar y dijo: «No quiero ver morir al muchacho».
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