Inmersion Origenes - Flipbook - Página 42
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INMERSIÓN
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ORÍGENES
19:17-35
también a su esposa y a sus dos hijas, y los llevaron enseguida a un lugar
seguro fuera de la ciudad, porque el Señor tuvo misericordia de ellos.
Cuando quedaron a salvo fuera de la ciudad, uno de los ángeles ordenó:
—¡Corran y salven sus vidas! ¡No miren hacia atrás ni se detengan en
ningún lugar del valle! ¡Escapen a las montañas, o serán destruidos!
—¡Oh, no, mi señor! —suplicó Lot—. Ustedes fueron tan amables
conmigo y me salvaron la vida, y han mostrado una gran bondad; pero
no puedo ir a las montañas. La destrucción me alcanzaría allí también, y
pronto moriría. Miren, hay una pequeña aldea cerca. Por favor, déjenme
ir allá; ¿no ven lo pequeña que es? Así no perderé la vida.
—Está bien —dijo el ángel—, concederé tu petición. No destruiré la
pequeña aldea. ¡Pero apresúrate! Escapa a la aldea, porque no puedo hacer
nada hasta que llegues allí.
(Esto explica por qué aquella aldea se conocía como Zoar, que significa
«lugar pequeño»).
Lot llegó a la aldea justo cuando el sol salía en el horizonte. Enseguida
el Señor hizo llover de los cielos fuego y azufre ardiente sobre Sodoma
y Gomorra. Las destruyó por completo, junto con las demás ciudades y
aldeas de la llanura. Así arrasó a todas las personas y a toda la vegetación;
pero la esposa de Lot miró hacia atrás mientras lo seguía y quedó convertida en una estatua de sal.
Abraham se levantó temprano esa mañana y salió de prisa al lugar donde
había estado en la presencia del Señor. Miró al otro lado de la llanura,
hacia Sodoma y Gomorra, y vio que subían columnas de humo desde las
ciudades como si fuera el humo de un horno.
Pero Dios había escuchado la petición de Abraham y salvó la vida de
Lot, a quien sacó del desastre que se tragó a las ciudades de la llanura.
Tiempo después, Lot abandonó Zoar porque tenía miedo de la gente de
allí y fue a vivir a una cueva en las montañas junto con sus dos hijas. Cierto
día, la hija mayor le dijo a su hermana: «No quedan hombres en ningún
lugar de esta región, así que no podemos casarnos como todas las demás;
y nuestro padre pronto será demasiado viejo para tener hijos. Ven, vamos
a emborracharlo con vino, y después tendremos sexo con él. De esa forma
preservaremos nuestra descendencia por medio de nuestro padre».
Así que aquella noche lo emborracharon con vino, y la hija mayor entró
y tuvo relaciones sexuales con su padre. Él no se dio cuenta cuando ella se
acostó ni cuando se levantó.
A la mañana siguiente, la hermana mayor le dijo a la menor: «Anoche tuve sexo con nuestro padre. Volvamos a emborracharlo con vino
esta noche, y tú entrarás y tendrás sexo con él. De esa forma preservaremos nuestra descendencia por medio de nuestro padre». Así que aquella
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