Inmersion Origenes - Flipbook - Página 349
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D euteronomio
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devorados. Pasarán terribles dificultades y, en aquel día, dirán: “¡Estas calamidades nos han ocurrido porque Dios ya no está entre nosotros!”. En esos
días esconderé mi rostro de ellos debido a toda la maldad que cometen al
rendir culto a otros dioses.
»Por lo tanto, escribe este canto y enséñalo a los israelitas. Ayúdalos a
que lo aprendan, para que me sirva de testigo contra ellos. Pues los haré
entrar en la tierra que juré dar a sus antepasados, una tierra donde fluyen la leche y la miel. Allí llegarán a ser prósperos, comerán todo lo que
quieran y engordarán. Pero comenzarán a rendir culto a otros dioses; me
despreciarán y romperán mi pacto. Entonces cuando les o curran grandes
calamidades, este canto servirá de prueba en su contra, porque sus descendientes jamás lo olvidarán. Yo conozco las intenciones de este pueblo,
incluso ahora que todavía no han entrado en la t ierra que prometí darles».
Así que, ese mismo día, Moisés escribió el canto y lo enseñó a los
israelitas.
Luego el S eñor encargó a Josué, hijo de Nun, con las siguientes palabras: «Sé fuerte y valiente porque tendrás que llevar al pueblo de I srael a
la tierra que juré darles. Yo estaré contigo».
Cuando M
oisés terminó de escribir todo el conjunto de instrucciones
en un libro, les dio la siguiente orden a los levitas que llevaban el arca del
pacto del Señor: «Tomen este libro de instrucción y pónganlo al lado del
arca del pacto del Señor su Dios, para que quede allí como testigo contra
ustedes, los israelitas. Pues yo sé lo rebeldes y tercos que son. Incluso ahora
que todavía sigo vivo y estoy con ustedes, se han rebelado contra el Señor.
¡Cuánto más rebeldes se pondrán después de mi muerte!
»Llamen ahora a todos los ancianos y a los funcionarios de las tribus,
para que les hable directamente y ponga al cielo y a la t ierra como testigos
en su contra. Yo sé que después de mi muerte ustedes se corromperán por
completo y se apartarán del camino que les ordené seguir. En los días futuros, les vendrán calamidades porque harán lo malo a los ojos del Señor
y lo enojarán mucho con sus acciones».
Entonces M
oisés recitó el canto entero en presencia de toda la congregación de Israel:
«¡Escuchen, oh cielos, y hablaré!
¡Oye, oh tierra, las palabras que digo!
Que mi enseñanza caiga sobre ustedes como lluvia;
que mi discurso se asiente como el rocío.
Que mis palabras caigan como lluvia sobre pastos suaves,
como llovizna delicada sobre plantas tiernas.
Proclamaré el nombre del Señor;
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