Inmersion Origenes - Flipbook - Página 339
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D euteronomio
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sacerdote tomará la canasta de tus manos y la colocará frente al altar del
Señor tu Dios.
»En la presencia del Señor tu Dios tendrás que decir: “Mi antepasado
Jacob era un arameo errante que fue a vivir como extranjero a Egipto. Su
familia era poco numerosa cuando llegó, pero en Egipto creció hasta volverse una nación grande y poderosa. Cuando los egipcios nos oprimieron
y nos humillaron al hacernos sus esclavos, nosotros clamamos al S eñor,
Dios de nuestros antepasados. Él oyó nuestro clamor y vio las privaciones,
el trabajo pesado y la opresión que pasábamos. Y así el Señor nos sacó
de Egipto con mano fuerte y brazo poderoso, con t error aplastante y con
señales milagrosas y con maravillas. ¡Nos trajo hasta este lugar y nos dio
esta tierra donde fluyen la leche y la miel! Y ahora, oh Señor, te traigo las
primicias de las cosechas que me has dado de la tierra”. Luego coloca las
primicias ante el Señor tu Dios y póstrate ante él en adoración. Después
podrás irte y celebrar por todas las cosas buenas que el S eñor tu D
ios te
haya dado a ti y a los de tu casa. No te olvides de incluir en la celebración
a los levitas y a los extranjeros que vivan en medio de ti.
»Cada tres años, tienes que ofrecer un diezmo especial de tus cosechas.
Ese año del diezmo especial, todos los diezmos serán para los levitas, los
extranjeros, los huérfanos y las viudas, para que tengan suficiente comida
en tus ciudades. Entonces, en la presencia del S eñor tu D
ios, tendrás que
declarar: “Tomé la ofrenda sagrada de mi hogar y se la entregué a los levitas,
a los extranjeros, a los huérfanos y a las viudas, tal como me lo ordenaste.
No desobedecí ni olvidé ninguno de tus mandatos. No comí nada de esta
ofrenda mientras estuve de luto; no la toqué cuando estuve ceremonialmente impuro; no ofrecí ninguna porción a los muertos. Obedecí al Señor
mi Dios e hice todo lo que me ordenaste. Ahora, mira desde tu morada en
el cielo y bendice a tu pueblo Israel y a esta tierra que juraste a nuestros
antepasados que nos darías, una t ierra donde fluyen la leche y la miel”.
»Hoy el S eñor tu Dios te ordena obedecer todos sus decretos y ordenanzas. Así que asegúrate de obedecerlos de todo corazón. Tú has declarado
hoy que el S eñor es tu D
ios y has prometido andar en sus caminos y
obedecer sus decretos, mandatos y ordenanzas, y hacer todo lo que él te
diga. El S eñor ha declarado hoy que tú eres su pueblo, su tesoro especial,
tal como lo prometió, y que debes obedecer todos sus mandatos. Si lo
haces, él te pondrá muy por encima de todas las otras naciones que creó.
Entonces recibirás alabanza, honra y fama. Serás una nación santa para el
Señor tu Dios, tal como lo prometió».
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