Inmersion Origenes - Flipbook - Página 338
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INMERSIÓN
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ORÍGENES
25:4–26:4
»No le pongas bozal al buey para impedirle que coma mientras trilla
el grano.
»Si dos hermanos viven en una misma propiedad, y uno de ellos muere
sin tener un hijo varón, la viuda no podrá casarse con alguien que no sea de
la familia. En cambio, el hermano de su esposo tendrá que casarse y tener
relaciones sexuales con ella para cumplir con los deberes de un cuñado. Al
primer hijo varón que ella tenga de esa relación se le considerará hijo del
hermano fallecido, para que su nombre no sea olvidado en I srael.
»Sin embargo, si el hombre se niega a casarse con la viuda de su hermano, ella deberá ir a la puerta de la ciudad y decirles a los ancianos allí
reunidos: “El hermano de mi esposo se niega a preservar el nombre de
su hermano en I srael: se niega a cumplir con los deberes de un cuñado
al no casarse conmigo”. Entonces los ancianos de la ciudad lo llamarán y
hablarán con él. Si aun así se niega y dice: “No quiero casarme con ella”,
la viuda se acercará a él en presencia de los ancianos, le quitará la sandalia
del pie y le escupirá la cara. Luego declarará: “Esto es lo que le pasa a un
hombre que se niega a darle hijos a su hermano”. A partir de entonces,
todo Israel se referirá a su familia como “¡la familia del hombre al que le
quitaron la sandalia!”.
»Si dos israelitas se enredan en una pelea, y la mujer de uno de ellos
trata de rescatar a su marido agarrando al otro hombre de los testículos,
tendrás que cortarle la mano. No le muestres compasión.
»Usa balanzas exactas cuando tengas que pesar mercadería, y que tus
medidas sean completas y legítimas. Así es, usa siempre pesas y medidas
legítimas para que disfrutes de una larga vida en la tierra que el Señor tu
Dios te da. Todo el que engaña con pesas y medidas falsas es detestable a
los ojos del Señor tu Dios.
»Nunca te olvides de lo que los amalecitas te hicieron cuando salías
de Egipto. Te atacaron cuando estabas cansado y agotado, e hirieron de
muerte a los más débiles que se habían quedado atrás. No tuvieron temor
de Dios. Por lo tanto, cuando el Señor tu Dios te haya dado descanso de
todos tus enemigos en la tierra que te da como preciada posesión, destruirás a los amalecitas y borrarás su memoria de la faz de la tierra. ¡No lo
olvides nunca!
»Cuando entres en la t ierra que el S eñor tu Dios te da como preciada
posesión y la conquistes y te establezcas en ella, coloca una parte de las
primicias de cada cosecha en una canasta y llévala al lugar de adoración
designado, el lugar que el S eñor tu Dios elija para que su nombre sea
honrado. Preséntate al sacerdote que esté a cargo en ese momento y dile:
“Con esta ofrenda reconozco ante el Señor su Dios que he entrado en
la tierra que él juró a nuestros antepasados que nos daría”. Entonces el
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