Inmersion Origenes - Flipbook - Página 331
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D euteronomio
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presentarse ante el S eñor al acudir a los sacerdotes y a los jueces que estén
en ejercicio en esos días. Los jueces tendrán que investigar el caso a fondo.
Si el acusador presentara cargos falsos contra otro israelita, le impondrás a
él la sentencia que pretendía para la otra persona. De ese modo, limpiarás
esa maldad que hay en medio de ti. Entonces el resto del pueblo se enterará del caso y tendrá temor de cometer semejante maldad. ¡No muestres
compasión por el culpable! La regla que seguirás es vida por vida, ojo por
ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie.
»Cuando salgas a luchar contra tus enemigos y te enfrentes con caballos
y carros de g uerra y con un ejército más numeroso que el tuyo, no tengas
miedo. ¡El S eñor tu Dios, quien te sacó de la t ierra de Egipto, está contigo! Cuando te prepares para una batalla, el sacerdote saldrá a hablarle a
las tropas y les dirá: “¡Préstenme atención, hombres de I srael! ¡No tengan
miedo cuando salgan hoy a pelear contra sus enemigos! No se desanimen
ni se asusten, ni tiemblen frente a ellos. ¡Pues el Señor su D
ios va con
ustedes! ¡Él peleará por ustedes contra sus enemigos y les dará la victoria!”.
»Luego, los jefes del ejército se dirigirán a las tropas y dirán: “¿Alguno
de ustedes acaba de construir una casa pero aún no la ha estrenado? De ser
así, puede irse a su casa. Podría morir en batalla, y otro estrenaría su casa.
¿Alguno de ustedes acaba de plantar un viñedo pero aún no ha comido
ninguno de sus frutos? De ser así, puede irse a su casa. Podría morir en
batalla, y otro comería los primeros frutos. ¿Alguno de ustedes acaba de
comprometerse con una mujer pero aún no se ha casado con ella? ¡Bien,
puede irse a su casa y casarse! Podría morir en batalla, y otro se casaría
con ella”.
»Luego los jefes también dirán: “¿Alguno de ustedes tiene miedo o está
angustiado? De ser así, puede irse a su casa antes de que atemorice a alguien más”. Una vez que los jefes terminen de hablar a las tropas, nombrarán comandantes para cada unidad.
»Cuando te acerques a una ciudad para atacarla, primero debes ofrecer
condiciones de paz a sus habitantes. Si aceptan las condiciones y te abren
las puertas, entonces todos ellos quedarán obligados a servirte haciendo
trabajos forzados, pero si no quieren hacer la paz y se preparan para luchar,
deberás atacar la ciudad. Cuando el S eñor tu Dios te entregue la ciudad,
mata a filo de espada a todos los hombres de ese pueblo. Sin embargo,
podrás quedarte con todas las mujeres, los niños, los animales y el resto
del botín de la ciudad. Podrás disfrutar de todo el botín de tus enemigos
que el Señor tu Dios te entregue.
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