Inmersion Origenes - Flipbook - Página 324
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INMERSIÓN
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ORÍGENES
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egipcio, ni el cuervo marino, ni la cigüeña, ni garzas de ninguna especie,
ni la abubilla, ni el murciélago.
»Todos los insectos con alas que caminan por el suelo son ceremonialmente impuros para ti y no los comerás; pero sí puedes comer de las aves
y de los insectos con alas que son ceremonialmente puros.
»No comas nada que haya muerto de muerte natural. En todo caso,
puedes dárselo a algún extranjero que viva en tu ciudad o vendérselo a un
desconocido. Pero tú no lo comas, porque eres un pueblo santo, separado
para el S eñor tu D
ios.
»No cocines a un cabrito en la leche de su madre.
»Deberás separar el diezmo de tus cosechas, es decir, la décima parte de
todo lo que coseches cada año. Lleva ese diezmo al lugar de adoración
designado —el lugar que el Señor tu D
ios elija para que su nombre sea
honrado— y cómelo allí, en su presencia. Lo harás así con el diezmo de
tus granos, tu vino nuevo, tu aceite de oliva y los machos de las primeras
crías de tus rebaños y manadas. Esta práctica te enseñará a temer siempre
al Señor tu Dios.
»Ahora bien, cuando el Señor tu D
ios te bendiga con una buena cosecha, podría suceder que el lugar de adoración que él elija para que su nombre
sea honrado te quede demasiado lejos para llevar tu diezmo. En ese caso,
puedes vender esa décima parte de tus cosechas y manadas, poner el dinero
en una bolsa y dirigirte al lugar que el Señor tu Dios haya elegido. Cuando
llegues, podrás usar el dinero para comprar cualquier clase de alimento que
desees: ganado, ovejas, cabras, vino u otra bebida alcohólica. Luego comerás
hasta quedar satisfecho en la presencia del Señor tu Dios y celebrarás con
todos los de tu casa. No descuides a los levitas de tu ciudad, porque ellos no
van a recibir ninguna asignación de t ierra como las demás tribus.
»Al final de cada tercer año, lleva todo el diezmo de la cosecha de ese
año a la ciudad más cercana y almacénalo allí. Dáselo a los levitas —quienes no recibirán ninguna asignación de tierra como las demás tribus— y
también a los extranjeros que vivan en medio de ti, a los huérfanos y a las
viudas de tus ciudades, para que coman y se sacien. Entonces el S eñor tu
Dios te bendecirá en todo tu trabajo.
»Al final de cada séptimo año, tienes que anular las deudas de todos los
que te deban dinero. Lo harás de la siguiente manera: cada uno anulará los
préstamos que le haya hecho a otro hermano israelita; nadie exigirá ningún
pago de sus vecinos ni de sus parientes, porque habrá llegado el tiempo del
Señor para la liberación de las deudas. Sin embargo, esa liberación solo
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