Inmersion Origenes - Flipbook - Página 317
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D euteronomio
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intenso del S eñor, que lo volvió en contra de ustedes, lo llevara a destruirlos; pero una vez más, él me escuchó. El Señor estaba tan enojado con
Aarón que también quería destruirlo a él; pero oré por Aarón, y el Señor
le perdonó la vida. Así que tomé el pecado de ustedes —o sea, el becerro
que habían hecho—, lo derretí en el fuego y luego lo molí hasta que quedó
hecho polvo, y después lo arrojé en el arroyo que baja del monte.
»Ustedes también hicieron enojar al S eñor en Taberá, en Masá y en
Kibrot-hataava. Además, en Cades-barnea, el Señor les ordenó que salieran, diciendo: “Suban y tomen la t ierra que les he dado”. Pero ustedes
se rebelaron contra la orden del Señor su D
ios y se negaron a confiar en
él y a obedecerlo. Así es, vienen rebelándose contra el Señor desde que
los conozco.
»Por esa razón, me postré hasta el suelo delante del Señor y estuve allí
durante cuarenta días y cuarenta noches, porque el Señor dijo que iba a
destruirlos. Oré al Señor y dije: “Oh Señor Soberano, no los destruyas;
son tu propio pueblo. Son tu posesión más preciada, los que redimiste de
Egipto con tu gran poder y tu mano fuerte. Te ruego que no les tomes en
cuenta su terquedad ni su terrible pecado, y que recuerdes, en cambio, a tus
siervos Abraham, Isaac y Jacob. Si tú destruyes a este pueblo, los egipcios
van a decir: ‘Los israelitas murieron porque el Señor no pudo llevarlos a la
tierra que había prometido darles’. O también podrían decir: ‘Los destruyó
porque los odiaba; los llevó al desierto a propósito para aniquilarlos’. Pero
los israelitas son tu pueblo y tu posesión más preciada, los que sacaste de
Egipto con tu gran fuerza y tu brazo poderoso”.
»En aquel tiempo, el Señor me dijo: “Talla dos tablas de piedra como las
primeras. Y haz también un arca de madera, un cofre sagrado para guardarlas. Sube al monte para encontrarte conmigo, y yo escribiré en las tablas
las mismas palabras que había en las que hiciste pedazos. Luego coloca las
tablas dentro del arca”.
»Así que hice un arca con madera de acacia y tallé dos tablas de piedra
como las primeras. Luego subí al monte con las tablas en mano. Entonces,
una vez más, el S eñor escribió los diez mandamientos en las tablas y me
las dio. Eran las mismas palabras que el Señor les había dicho desde en
medio del fuego el día que se reunieron al pie del monte. Luego bajé del
monte y coloqué las tablas dentro del arca del pacto que había hecho como
el Señor me había ordenado. Y las tablas aún están allí, dentro del arca».
(El pueblo de Israel viajó desde los pozos de Jaacán hasta Mosera, donde
Aarón murió y fue enterrado. Su hijo Eleazar tomó su lugar en el servicio
como sumo sacerdote. Luego siguieron viaje a Gudgoda, y de allí a Jotbata,
una tierra con muchos arroyos y corrientes de agua. En aquel tiempo, el
Señor designó a los de la tribu de Leví para que se encargaran de llevar
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