Inmersion Origenes - Flipbook - Página 308
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INMERSIÓN
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ORÍGENES
4:6-24
entrar y que vas a poseer. Síguelos al pie de la letra y darás a conocer tu sabiduría y tu inteligencia a las naciones vecinas. Cuando esas naciones se enteren de todos estos decretos, exclamarán: “¡Qué sabio y prudente es el pueblo
de esa gran nación!”. Pues, ¿qué gran nación tiene un dios que esté tan cerca
de ellos de la manera que el S eñor nuestro Dios está cerca de nosotros cada
vez que lo invocamos? ¿Y qué gran nación tiene decretos y ordenanzas tan
justas e imparciales como este conjunto de leyes que te entrego hoy?
»¡Pero cuidado! Asegúrate de nunca olvidar lo que viste con tus propios
ojos. ¡No dejes que esas experiencias se te borren de la mente mientras
vivas! Y asegúrate de transmitirlas a tus hijos y a tus nietos. Jamás te olvides
del día que estuviste ante el Señor tu Dios en el monte Sinaí, donde él me
dijo: “Convoca al pueblo para que se presente ante mí, y yo mismo lo instruiré. Entonces ellos aprenderán a temerme toda su vida y les enseñarán
a sus hijos que también me teman”.
»Ustedes se acercaron y se pararon al pie del monte mientras las llamas
de fuego se elevaban hacia el cielo. El monte estaba envuelto en nubes
negras y en una densa oscuridad. Entonces el S eñor les habló desde en
medio del fuego. Ustedes oyeron el sonido de sus palabras pero no vieron
ninguna figura; solo había una voz. Él proclamó su pacto, los diez mandamientos, los cuales escribió en dos tablas de piedra y les ordenó que los
cumplieran. Fue en esa ocasión que el Señor me ordenó que les enseñara
sus decretos y ordenanzas, para que ustedes los obedecieran en la t ierra
donde están a punto de entrar y que van a poseer.
»¡Pero tengan mucho cuidado! Ustedes no vieron una figura del Señor
el día que les habló desde en medio del fuego, en el monte Sinaí. Así que no
se corrompan haciendo ídolos de ninguna clase, sea con figura de hombre
o de mujer, de animales de la tierra o de aves del cielo, de animales pequeños que corren por el suelo o de peces de las profundidades del mar.
Además, cuando miren hacia los cielos y vean el sol, la luna y las estrellas
—todas las fuerzas del cielo—, no caigan en la tentación de rendirles culto.
El Señor su Dios se los dio a todos los pueblos de la tierra. Recuerden que
el S eñor su Dios los rescató de ese horno de fundir h ierro que es Egipto,
para convertirlos en su propio pueblo y en su posesión más preciada, y eso
es lo que ahora son.
»Sin embargo, el Señor se enojó conmigo por culpa de ustedes. Juró
que yo no cruzaría el río Jordán para entrar en la buena tierra que el Señor
su Dios les da como su preciada posesión. Ustedes cruzarán el Jordán para
apoderarse de la tierra, pero yo no. En cambio, moriré aquí, al oriente del
río. Así que asegúrense de no romper el pacto que el Señor su Dios hizo
con ustedes. No se hagan ídolos de ninguna imagen ni de ninguna forma,
porque el S eñor su Dios lo ha prohibido. El Señor su Dios es un fuego
devorador; él es Dios celoso.
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