Inmersion Origenes - Flipbook - Página 307
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D euteronomio
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»En aquel tiempo, les di la siguiente orden a las tribus que iban a vivir al
oriente del Jordán: “Por más que el Señor su Dios les haya dado esta tierra
como propiedad, todos sus hombres de g uerra deberán cruzar el Jordán
delante de sus hermanos israelitas, armados y listos para ayudarlos; pero
a sus esposas e hijos, y la gran cantidad de animales que tienen podrán
dejarlos en las ciudades que les di. Una vez que el Señor les haya dado
seguridad a los demás israelitas —como ya lo ha hecho con ustedes— y
cuando ellos tomen posesión de la tierra que el Señor su Dios les da del
otro lado del río Jordán, entonces todos ustedes podrán volver aquí, a la
tierra que les he dado”.
»En aquel tiempo, le di a Josué la siguiente orden: “Tú viste con tus propios ojos todo lo que el Señor tu Dios les hizo a esos dos reyes. Él hará
lo mismo con todos los reinos situados al occidente del Jordán. No tengas
miedo de esas naciones, porque el Señor tu Dios peleará por ustedes”.
»En aquel tiempo, le rogué al Señor: “Oh Señor Soberano, a mí, tu
siervo, recién has comenzado a mostrar tu grandeza y la fuerza de tu mano.
¿Acaso hay otro dios en el cielo o en la t ierra que pueda hacer cosas tan
grandes y poderosas como las que haces tú? Te pido, por favor, que me
permitas cruzar el Jordán para ver esa t ierra maravillosa que hay del otro
lado, la bella zona montañosa y los montes del Líbano”.
»Pero el S eñor estaba enojado conmigo por culpa de ustedes y no
quiso escucharme. “¡Ya basta! —exclamó—. Ni una sola palabra más sobre
ese asunto. Pero sube a la cima del monte Pisga y mira la t ierra en todas las
direcciones. Mírala bien, pero no cruzarás el río Jordán. Por lo tanto, encarga a Josué y dale ánimo y fuerzas, porque él guiará al pueblo en el cruce
del Jordán. Les dará como posesión toda la tierra que ahora ves frente a ti”.
Así que nos quedamos en el valle que está cerca de Bet-peor.
»Ahora, Israel, escucha con atención los decretos y las ordenanzas que
estoy a punto de enseñarte. Obedécelos para que vivas y para que puedas
entrar y poseer la tierra que el Señor, Dios de tus antepasados, te da. No
agregues ni quites nada a estos mandatos que te doy. Simplemente obedece los mandatos del Señor tu Dios que te doy.
»Tú viste con tus propios ojos lo que el Señor te hizo en Baal-peor. Allí,
el S eñor tu Dios destruyó a todos los que habían rendido culto a Baal, el
dios de Peor. Sin embargo, ustedes, todos los que fueron fieles al Señor
su Dios, todavía siguen vivos; todos y cada uno de ustedes.
»Mira, ahora te enseño decretos y ordenanzas tal como me lo encargó el
Señor mi D
ios, para que los obedezcas en la t ierra donde estás a punto de
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