Inmersion Origenes - Flipbook - Página 304
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INMERSIÓN
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ORÍGENES
2:5-21
órdenes al pueblo: ‘Atravesarán el territorio de sus parientes, los edomitas,
los descendientes de Esaú, que viven en Seir. Los edomitas se sentirán
amenazados, así que vayan con cuidado. No los molesten, porque yo les
he dado como propiedad toda la zona montañosa que rodea el monte Seir,
y a ustedes no les daré ni un metro cuadrado de esa tierra. Páguenles por
todo el alimento que necesiten para comer y también por el agua para
beber. Pues el S eñor Dios de ustedes los ha bendecido en todo lo que
han hecho. Él les ha cuidado cada paso que han dado por este inmenso
desierto. En estos cuarenta años, el Señor su Dios los ha acompañado, y
no les ha faltado nada’”.
»Entonces pasamos de largo el territorio de nuestros parientes, los descendientes de Esaú, que viven en Seir. Evitamos el camino que pasa por el
valle del Arabá, que sube desde Elat y Ezión-geber.
»Luego, cuando nos dirigimos hacia el norte por la ruta del desierto
que atraviesa a Moab, el Señor nos advirtió: “No molesten a los moabitas, descendientes de Lot, ni comiencen una guerra contra ellos. A los
moabitas les he dado la ciudad de Ar como propiedad y a ustedes no les
daré nada de su tierra”».
(Una raza de gigantes conocida como los emitas vivió en una época en
la región de Ar. Eran tan fuertes, altos y numerosos como los anaceos, otra
raza de gigantes. A los emitas y a los anaceos también se les conoce como
refaítas, aunque los moabitas los llaman emitas. Antiguamente los horeos
vivían en Seir, pero fueron expulsados y desplazados de esa tierra por los
descendientes de Esaú, de la misma manera que Israel expulsó a los habitantes de Canaán cuando el Señor le dio la tierra de ellos).
Moisés siguió diciendo: «Entonces el S eñor nos dijo: “Pónganse en
marcha. Crucen el arroyo Zered”. Así que cruzamos el arroyo.
»¡Treinta y ocho años pasaron desde que partimos por primera vez de
Cades-barnea hasta que cruzamos finalmente el arroyo Zered! Para entonces, todos los hombres con edad suficiente para ir a la guerra habían
muerto en el desierto, tal como el Señor juró que sucedería. El Señor los
hirió hasta que todos quedaron eliminados de la comunidad.
»Cuando todos los hombres con edad para ir a la guerra murieron, el
Señor me dijo: “Hoy cruzarán la frontera con Moab por la ciudad de Ar
y entrarán en la t ierra de los amonitas, que son descendientes de Lot; pero
no los molesten ni comiencen una guerra contra ellos. A los amonitas les
he dado el territorio de Amón como propiedad y a ustedes no les daré
ninguna parte de la tierra de ellos”».
(Antiguamente, a esa región se le consideraba la t ierra de los refaítas,
porque ellos habían vivido allí, aunque los amonitas los llamaban zomzomeos. También eran fuertes, altos y numerosos como los anaceos. Pero el
Señor destruyó a los refaítas para que los amonitas se apoderaran de la
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