Inmersion Origenes - Flipbook - Página 271
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N ú meros
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Entonces Balaam les respondió a los mensajeros de Balac: «Aunque
Balac me diera su palacio repleto de plata y oro, yo no podría hacer absolutamente nada en contra de la voluntad del Señor mi Dios. Pero quédense
aquí una noche más y veré si el Señor tiene algo más que decirme».
Esa noche D
ios vino a Balaam y le dijo: «Ya que estos hombres vinieron
por ti, levántate y ve con ellos, pero solo haz lo que yo te indique».
A la mañana siguiente Balaam se levantó, ensilló su burra y salió con los
funcionarios moabitas; pero Dios se enojó porque Balaam iba con ellos.
Así que envió al ángel del Señor a pararse en medio del camino para impedirle el paso. Mientras Balaam y dos de sus sirvientes iban montando, la
burra de Balaam vio al ángel del Señor de pie en el camino, con una espada desenvainada en su mano. La b urra se apartó del camino y se desbocó
hacia un campo, pero Balaam la golpeó y la obligó a regresar al camino.
Entonces el ángel del Señor se detuvo en un lugar donde el camino se
hacía estrecho entre las paredes de dos viñedos. Cuando la b urra vio al
ángel del Señor, trató de pasar pero aplastó el pie de Balaam contra la
pared. Así que Balaam la golpeó de nuevo. Entonces el ángel del S eñor se
adelantó y se plantó en un lugar tan estrecho que la burra no podía pasar
del todo. Esta vez cuando la burra vio al ángel, se echó al suelo con Balaam
encima. Entonces Balaam, furioso, volvió a golpear al animal con su vara.
Así que el Señor le dio a la burra la capacidad de hablar.
—¿Qué te he hecho para merecer que me pegues tres veces? —le preguntó a Balaam.
—¡Me has dejado en ridículo! —gritó Balaam—. ¡Si tuviera una espada,
te mataría!
—Pero yo soy la misma burra que has montado toda tu vida —le contestó la burra—. ¿Alguna vez te he hecho algo así?
—No —admitió Balaam.
Entonces el Señor abrió los ojos de Balaam y vio al ángel del Señor
de pie en el camino con una espada desenvainada en su mano. Balaam se
inclinó y cayó rostro en tierra ante él.
—¿Por qué le pegaste a tu b urra tres veces? —le preguntó el ángel del
Señor—. Mira, he venido a impedirte el paso porque con terquedad te
me opones. Tres veces la burra me vio y se apartó del camino; si no, te
aseguro que te habría matado a ti y habría dejado a la burra con vida.
Entonces Balaam le confesó al ángel del S eñor:
—He pecado. No comprendí que tú estabas parado en el camino para
impedirme el paso. Volveré a casa si te opones a mi viaje.
Pero el ángel del Señor le dijo a Balaam:
—Ve con estos hombres, pero habla solamente lo que yo te diga.
Así que Balaam siguió con los funcionarios de Balac.
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