Inmersion Origenes - Flipbook - Página 259
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N ú meros
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entera de I srael y él está con todos nosotros. ¿Qué derecho tienen ustedes
para actuar como si fueran superiores al resto del pueblo del Señor?
Cuando M
oisés oyó lo que decían, cayó rostro en tierra. Entonces les
dijo a Coré y a sus seguidores:
—Mañana por la mañana el Señor nos mostrará quién le pertenece
a él y quién es santo. El S eñor permitirá la entrada a su presencia solo
a quienes él elija. Coré, tú y tus seguidores preparen sus recipientes para
quemar incienso. Mañana enciendan fuego en ellos y quemen incienso
ante el S eñor. Entonces veremos a quién elige el S eñor como su santo.
¡Ustedes, levitas, son los que han ido demasiado lejos!
Moisés le habló de nuevo a Coré: «¡Ahora escuchen, levitas! ¿Les parece de poca importancia que el D
ios de I srael los escogiera de entre toda
la comunidad israelita para estar cerca de él de manera que sirvan en el
tabernáculo del Señor y que estén delante de los israelitas para ministrarles? Coré, él ya les dio este ministerio especial a ti y a tus hermanos
levitas. ¿Ahora también reclaman el sacerdocio? ¡En realidad es contra el
Señor que tú y tus seguidores se rebelan! Pues, ¿quién es Aarón para que
se quejen de él?».
Luego Moisés mandó llamar a Datán y a Abiram, los hijos de Eliab, pero
ellos respondieron: «¡Rehusamos presentarnos ante ti! ¿No te basta que
nos sacaste de Egipto, una tierra donde fluyen la leche y la miel, para matarnos aquí en este desierto, y que además ahora nos trates como a tus
súbditos? Es más, no nos has llevado a una tierra donde fluyen la leche y
la miel. Ni nos has dado una nueva patria con campos y viñedos. ¿Intentas
engañar a estos hombres? ¡Nosotros no iremos!».
Entonces M
oisés se enojó mucho y le dijo al Señor: «¡No aceptes sus
ofrendas de grano! Yo no les he quitado ni siquiera un b urro, ni jamás he
lastimado a ninguno de ellos». Y M
oisés le dijo a Coré: «Tú y tus seguidores deberán venir aquí mañana y presentarse ante el Señor. Aarón también estará presente. Tú y cada uno de tus doscientos cincuenta seguidores
deberán preparar un incensario y ponerle incienso para que todos puedan
presentarlos ante el S eñor. Aarón también llevará el suyo».
Así que cada hombre preparó un recipiente para quemar incienso, lo
encendió y le puso incienso. Después se presentaron a la entrada del tabernáculo con Moisés y Aarón. Mientras tanto, Coré había incitado a toda
la comunidad contra Moisés y Aarón, y todos se reunieron a la entrada del
tabernáculo. Entonces la gloriosa presencia del S eñor se apareció ante
toda la comunidad. Y el Señor les dijo a Moisés y a Aarón:
—¡Aléjense de todas estas personas para que pueda destruirlas en el
acto!
Pero M
oisés y Aarón cayeron rostro en tierra y rogaron:
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