Inmersion Origenes - Flipbook - Página 199
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grano y una taza de aceite de oliva. La ofrenda también debe incluir dos
tórtolas o dos pichones de paloma, según sus posibilidades. Una de ellas
deberá ser usada para la ofrenda por el pecado y la otra para la ofrenda
quemada. Al octavo día de la ceremonia de la purificación, la persona que
está siendo purificada debe llevar las ofrendas al sacerdote en la presencia
del Señor a la entrada del tabernáculo. Entonces el sacerdote tomará el
cordero para la ofrenda por la culpa, junto con el aceite de oliva, y los
levantará como una ofrenda especial para el Señor. Después matará al
cordero para la ofrenda por la culpa. Tomará un poco de la sangre y la
untará en el lóbulo de la oreja derecha, en el pulgar de la mano derecha y
en el dedo gordo del pie derecho de la persona que se purifica.
»El sacerdote también derramará un poco del aceite de oliva en la
palma de su propia mano izquierda. Mojará el dedo derecho en el aceite
de la palma y lo rociará siete veces ante el S eñor. A continuación untará
un poco del aceite que está en la palma de la mano sobre la sangre de la
ofrenda por la culpa que está en el lóbulo de la oreja derecha, en el pulgar
de la mano derecha y en el dedo gordo del pie derecho de la persona que
está siendo purificada. El sacerdote untará el resto del aceite que le quede
en la mano sobre la cabeza del que está siendo purificado. Mediante este
proceso, el sacerdote purificará a la persona ante el Señor.
»Después el sacerdote ofrecerá las dos tórtolas o los dos pichones de paloma, según lo que la persona pueda pagar. Una de las aves es una ofrenda
por el pecado y la otra, una ofrenda quemada; serán presentadas junto
con la ofrenda de grano. Mediante este proceso, el sacerdote purificará a
la persona ante el S eñor. Estas son las instrucciones para la purificación
de los que se han recuperado de una enfermedad grave de la piel, pero no
les alcanza para llevar las ofrendas que se requieren normalmente para la
ceremonia de purificación».
Luego el Señor les dijo a Moisés y a Aarón: «Cuando lleguen a Canaán,
la tierra que les doy como posesión, puede que yo contamine con moho
algunas de las casas de su tierra. El propietario de una casa así deberá acudir al sacerdote y decirle: “Parece que mi casa tiene algún tipo de moho”.
Antes que el sacerdote entre a inspeccionar la casa, deberá vaciarla con
el fin de que nada de lo que hay dentro sea declarado ceremonialmente
impuro. Entonces el sacerdote entrará en la casa y examinará el moho de
las paredes. Si encuentra manchas verdosas o rojizas y la contaminación
parece estar más profunda que la superficie de la pared, el sacerdote saldrá
por la puerta y pondrá la casa en cuarentena durante siete días. Al séptimo
día, el sacerdote regresará para inspeccionarla nuevamente. Si encuentra
que el moho de las paredes se ha extendido, mandará quitar las piedras
de las áreas contaminadas. Luego, el material contaminado será llevado
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