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INMERSIÓN
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ORÍGENES
9:6-22
determinó cuándo comenzará la plaga; ha declarado que mañana mismo
herirá la tierra”».
Así que el Señor hizo tal como había dicho. A la mañana siguiente,
todos los animales de los egipcios murieron, pero los israelitas no perdieron ni un solo animal. Entonces el faraón envió a sus funcionarios a
investigar, ¡y comprobaron que los israelitas no habían perdido ni uno de
sus animales! Pero aun así, el corazón del faraón siguió obstinado, y una
vez más se negó a dejar salir al pueblo.
Entonces el S eñor les dijo a Moisés y a Aarón: «Tomen puñados de hollín de un horno de ladrillos y que Moisés lance el hollín al aire a la vista
del faraón. La ceniza se esparcirá como polvo fino sobre toda la t ierra de
Egipto y provocará llagas purulentas en las personas y en los animales por
todo el territorio».
Entonces Moisés y Aarón tomaron hollín de un horno de ladrillos y
se pararon ante el faraón. Mientras él observaba, M
oisés lanzó la ceniza
al aire, y brotaron llagas purulentas tanto en las personas como en los
animales. Ni los magos podían estar delante de M
oisés, porque también
ellos estaban afectados con las llagas, igual que todos los egipcios. Pero el
Señor endureció el corazón del faraón, y tal como el S eñor había dicho
aM
oisés, el faraón se negó a escuchar.
Luego el Señor le dijo a Moisés: «Mañana, levántate temprano, regresa
a ver al faraón y dile: “Esto dice el Señor, Dios de los hebreos: ‘Deja ir a
mi pueblo para que me adore. De lo contrario, enviaré más plagas sobre ti,
tus funcionarios y tu pueblo. Entonces sabrás que no hay nadie como yo
en toda la tierra. A estas alturas, bien podría haber ya extendido mi mano
y haberte herido a ti y a tu pueblo con una plaga capaz de exterminarlos de
la faz de la tierra. Sin embargo, te he perdonado la vida con un propósito:
mostrarte mi poder y dar a conocer mi fama por toda la tierra. Pero todavía
actúas como señor y dueño de mi pueblo, te niegas a dejarlo salir. Por eso,
mañana, a esta misma hora, enviaré la granizada más devastadora que haya
habido en toda la historia de Egipto. ¡Rápido! Manda que tus animales y
tus siervos regresen del campo para ponerse a salvo. Cualquier persona o
animal que quede afuera morirá cuando caiga el granizo’”».
Algunos de los funcionarios del faraón tuvieron miedo, debido a lo que
el S eñor había dicho, y enseguida hicieron regresar a los siervos y al ganado de los campos; pero los que no hicieron caso a la palabra del Señor
dejaron a los suyos a la intemperie.
Entonces el Señor le dijo a Moisés: «Levanta tu mano al cielo para que
caiga el granizo sobre la gente, los animales y todas las plantas a lo largo y
a lo ancho de Egipto».
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