Inmersion Origenes - Flipbook - Página 100
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INMERSIÓN
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ORÍGENES
49:28–50:12
Estas son las doce tribus de I srael, y esto es lo que su padre dijo a sus
hijos al despedirse de ellos. Los bendijo con un mensaje apropiado para
cada uno.
Entonces Jacob les dio las siguientes instrucciones: «Yo moriré pronto
y me uniré con mis antepasados. Entiérrenme junto con mi padre y mi
abuelo en la cueva que está en el campo de Efrón el hitita. Es la cueva del
campo de Macpela, cerca de Mamre, en Canaán, la cual Abraham compró
a Efrón el hitita como lugar de sepultura permanente. Allí están enterrados
Abraham y su esposa Sara; allí también están enterrados Isaac y su esposa
Rebeca; y allí enterré a Lea. Es la parcela de t ierra y la cueva que mi abuelo
Abraham les compró a los hititas».
Cuando Jacob terminó de dar este encargo a sus hijos, metió los pies en
la cama, dio su último suspiro y se reunió con sus antepasados al morir.
José se abrazó al cuerpo de su padre, y lloró y lo besó. Después ordenó
a los médicos que estaban a su servicio que embalsamaran el cuerpo de
su padre, y Jacob fue embalsamado. El proceso para embalsamarlo llevó
cuarenta días, que es el tiempo habitual. Y los egipcios guardaron luto por
Jacob durante setenta días.
Cumplido el período del luto, José se acercó a los consejeros del faraón
y les dijo: «Les ruego que me hagan el favor de hablar al faraón por mí.
Díganle que mi padre me hizo pronunciar un juramento. Me dijo: “Escucha, yo estoy a punto de morir. Lleva mi cuerpo de regreso a la tierra de
Canaán y entiérrame en la tumba que preparé para mí mismo”. Por lo tanto,
le ruego que me permita ir a enterrar a mi padre. Y después del entierro,
regresaré sin demora».
El faraón concedió la petición de José y le dijo: «Ve y entierra a tu padre,
tal como él te hizo prometer». Entonces José partió para enterrar a su
padre. Lo acompañaron todos los funcionarios del faraón, todos los ancianos de la casa del faraón, y todos los oficiales de alto rango de Egipto.
José llevó a los de su propia casa y a sus hermanos y a los de sus casas,
pero dejó en la t ierra de Gosén a los niños pequeños y a los rebaños y a
las manadas. Una gran cantidad de carros de guerra con sus conductores
acompañaron a José.
Cuando llegaron al campo de trillar de Atad, cerca del río Jordán, llevaron a cabo un gran servicio conmemorativo muy solemne, con un período
de siete días de luto por el padre de José. Los cananeos que vivían en ese
lugar los observaron lamentarse en el campo de trillar de Atad, y luego
cambiaron el nombre del lugar (situado cerca del Jordán); lo llamaron
Abel-mizraim, porque dijeron: «Este es un lugar de gran lamento para
estos egipcios».
Así que los hijos de Jacob hicieron tal como él les había ordenado.
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