Inmersion Mesias - Flipbook - Página 93
8:39–9:17
L U C A S – H echos
81
Cuando salieron del agua, el E
spíritu del Señor arrebató a Felipe. El
eunuco nunca más volvió a verlo, pero siguió su camino con mucha ale
gría. Entre tanto, Felipe se encontró más al norte, en la ciudad de Azoto.
Predicó la B
uena Noticia allí y en cada pueblo a lo largo del camino, hasta
que llegó a Cesarea.
Mientras tanto, Saulo pronunciaba amenazas en cada palabra y estaba an
sioso por matar a los seguidores del S eñor. Así que acudió al sumo sacer
dote. Le pidió cartas dirigidas a las sinagogas de Damasco para solicitarles
su cooperación en el arresto de los seguidores del Camino que se encon
traran ahí. Su intención era llevarlos —a hombres y mujeres por igual— de
regreso a Jerusalén encadenados.
Al acercarse a Damasco para cumplir esa misión, una luz del cielo de re
pente brilló alrededor de él. Saulo cayó al suelo y oyó una voz que le decía:
—¡Saulo, Saulo! ¿Por qué me persigues?
—¿Quién eres, señor? —preguntó Saulo.
—Yo soy Jesús, ¡a quien tú persigues! —contestó la voz—. Ahora leván
tate, entra en la ciudad y se te dirá lo que debes hacer.
Los hombres que estaban con Saulo se quedaron mudos, porque oían
el sonido de una voz, ¡pero no veían a nadie! Saulo se levantó del suelo,
pero cuando abrió los ojos, estaba ciego. Entonces sus acompañantes lo
llevaron de la mano hasta Damasco. Permaneció allí, ciego, durante tres
días sin comer ni beber.
Ahora bien, había un creyente en Damasco llamado Ananías. El S eñor
le habló en una visión, lo llamó:
—¡Ananías!
—¡Sí, Señor! —respondió.
El S eñor le dijo:
—Ve a la calle llamada Derecha, a la casa de Judas. Cuando llegues,
pregunta por un hombre de Tarso que se llama Saulo. En este momento, él
está orando. Le he mostrado en visión a un hombre llamado Ananías que
entra y pone las manos sobre él para que recobre la vista.
—¡Pero S eñor! —exclamó Ananías—. ¡He oído a mucha gente hablar
de las cosas terribles que ese hombre les ha hecho a los creyentes de Je
rusalén! Además, tiene la autorización de los sacerdotes principales para
arrestar a todos los que invocan tu nombre.
El S eñor le dijo:
—Ve, porque él es mi instrumento elegido para llevar mi mensaje a los
gentiles y a reyes, como también al pueblo de I srael; y le voy a mostrar
cuánto debe sufrir por mi nombre.
Así que Ananías fue y encontró a Saulo, puso sus manos sobre él y dijo:
«Hermano Saulo, el Señor Jesús, quien se te apareció en el camino, me
InmersionMesias_NTV.indd 81
8/18/2017 8:41:36 AM