Inmersion Mesias - Flipbook - Página 74
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INMERSIÓN
•
MESÍAS
24:18-37
Se detuvieron de golpe, con sus rostros cargados de tristeza. Entonces
uno de ellos, llamado Cleofas, contestó:
—Tú debes de ser la única persona en Jerusalén que no oyó acerca de
las cosas que han sucedido allí en los últimos días.
—¿Qué cosas? —preguntó Jesús.
—Las cosas que le sucedieron a Jesús, el hombre de Nazaret —le dije
ron—. Era un profeta que hizo milagros poderosos, y también era un gran
maestro a los ojos de Dios y de todo el pueblo. Sin embargo, los principales
sacerdotes y otros líderes religiosos lo entregaron para que fuera conde
nado a muerte, y lo crucificaron. Nosotros teníamos la esperanza de que
fuera el M
esías que había venido para rescatar a I srael. Todo esto sucedió
hace tres días.
»No obstante, algunas mujeres de nuestro grupo de seguidores fueron
a su tumba esta mañana temprano y regresaron con noticias increíbles.
Dijeron que el cuerpo había desaparecido y que habían visto a ángeles,
quienes les dijeron ¡que Jesús está vivo! Algunos de nuestros hombres
corrieron para averiguarlo, y efectivamente el cuerpo no estaba, tal como
las mujeres habían dicho.
Entonces Jesús les dijo:
—¡Qué necios son! Les cuesta tanto creer todo lo que los profetas escri
bieron en las Escrituras. ¿Acaso no profetizaron claramente que el Mesías
tendría que sufrir todas esas cosas antes de entrar en su gloria?
Entonces Jesús los guió por los escritos de Moisés y de todos los profe
tas, explicándoles lo que las Escrituras decían acerca de él mismo.
Para entonces ya estaban cerca de Emaús y del final del viaje. Jesús hizo
como que iba a seguir adelante, pero ellos le suplicaron: «Quédate con
nosotros esta noche, ya que se está haciendo tarde». Entonces los acom
pañó a la casa. Al sentarse a comer, tomó el pan y lo bendijo. Luego lo par
tió y se lo dio a ellos. De pronto, se les abrieron los ojos y lo reconocieron.
Y, en ese instante, J esús desapareció.
Entonces se dijeron el uno al otro: «¿No ardía nuestro corazón cuando
nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?». En menos de
una hora, estaban de regreso a Jerusalén. Allí encontraron a los once dis
cípulos y a los otros que se habían reunido con ellos, quienes decían: «¡El
Señor ha resucitado de verdad! Se le apareció a Pedro».
Luego los dos de Emaús les contaron cómo Jesús se les había aparecido
mientras iban por el camino y cómo lo habían reconocido cuando partió
el pan.
Entonces, justo mientras contaban la historia, de pronto Jesús mismo apa
reció de pie en medio de ellos. «La paz sea con ustedes», les dijo. Pero
todos quedaron asustados y temerosos; ¡pensaban que veían un fantasma!
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