Inmersion Mesias - Flipbook - Página 56
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INMERSIÓN
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MESÍAS
16:14-31
Los fariseos, que amaban mucho su dinero, oyeron todo eso y se burlaron
de Jesús. Entonces él les dijo: «A ustedes les encanta aparecer como per
sonas rectas en público, pero Dios conoce el corazón. Lo que este mundo
honra es detestable a los ojos de Dios.
»Hasta el tiempo de Juan el Bautista, la ley de M
oisés y el mensaje de los
profetas fueron sus guías; pero ahora se predica la Buena Noticia del reino
de Dios, y todos están ansiosos por entrar. Eso no significa que la ley haya
perdido su fuerza. Es más fácil que el cielo y la tierra desaparezcan, a que
el más pequeño punto de la ley de Dios sea anulado.
»Por ejemplo, un hombre que se divorcia de su esposa y se casa con otra
comete adulterio; y el que se case con una mujer divorciada de su esposo
comete adulterio».
J esús dijo: «Había un hombre rico que se vestía con gran esplendor en
púrpura y lino de la más alta calidad y vivía rodeado de lujos. Tirado a la
puerta de su casa había un hombre pobre llamado Lázaro, quien estaba
cubierto de llagas. Mientras Lázaro estaba tendido, deseando comer las
sobras de la mesa del hombre rico, los perros venían y le lamían las llagas
abiertas.
»Con el tiempo, el hombre pobre murió y fue llevado por los ángeles
para que se sentara junto a Abraham en el banquete celestial. El hombre
rico también murió y fue enterrado, y fue al lugar de los muertos. Allí, en
medio del tormento, vio a Abraham a lo lejos con Lázaro junto a él.
»El hombre rico gritó: “ ¡Padre Abraham, ten piedad! Envíame a Lázaro
para que moje la punta de su dedo en agua y refresque mi lengua. Estoy en
angustia en estas llamas”.
»Abraham le dijo: “Hijo, recuerda que tuviste todo lo que quisiste du
rante tu vida, y Lázaro no tuvo nada. Ahora él está aquí recibiendo con
suelo y tú estás en angustia. Además, hay un gran abismo que nos separa.
Ninguno de nosotros puede cruzar hasta allí, y ninguno de ustedes puede
cruzar hasta aquí”.
»Entonces el hombre rico dijo: “Por favor, padre Abraham, al menos
envíalo a la casa de mi padre. Tengo cinco hermanos y quiero advertirles
que no terminen en este lugar de tormento”.
»Abraham le dijo: “Moisés y los profetas ya les advirtieron. Tus herma
nos pueden leer lo que ellos escribieron”.
»El hombre rico respondió: “¡No, padre Abraham! Pero si se les envía
a alguien de los muertos ellos se arrepentirán de sus pecados y volverán
a Dios”.
»Pero Abraham le dijo: “Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no se
persuadirán por más que alguno se levantara de los muertos”».
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