Inmersion Mesias - Flipbook - Página 523
21:17–22:9
A p ocali p sis
511
medía 2220 kilómetros de largo, lo mismo de alto y lo mismo de ancho.
Después midió el grosor de las murallas, que eran de sesenta y cinco me
tros (según la medida humana que el ángel usó).
La muralla estaba hecha de jaspe, y la ciudad era de oro puro y tan crista
lino como el vidrio. La muralla de la ciudad estaba fundada sobre doce pie
dras, cada una adornada con una piedra preciosa: la primera con jaspe, la
segunda con zafiro, la tercera con ágata, la cuarta con esmeralda, la quinta
con ónice, la sexta con cornalina, la séptima con crisólito, la octava con
berilo, la novena con topacio, la décima con crisoprasa, la undécima con
jacinto y la duodécima con amatista.
Las doce puertas estaban hechas de perlas, ¡cada puerta hecha de una
sola perla! Y la calle principal era de oro puro y tan cristalino como el
vidrio.
No vi ningún templo en la ciudad, porque el Señor D
ios Todopoderoso
y el Cordero son el templo. La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna,
porque la gloria de D
ios ilumina la ciudad, y el C
ordero es su luz. Las
naciones caminarán a la luz de la ciudad, y los reyes del mundo entrarán
en ella con toda su gloria. Las puertas nunca se cerrarán al terminar el día
porque allí no existe la noche. Todas las naciones llevarán su gloria y honor
a la ciudad. No se permitirá la entrada a ninguna cosa mala ni tampoco a
nadie que practique la idolatría y el engaño. Solo podrán entrar los que
tengan su nombre escrito en el libro de la vida del Cordero.
Luego el ángel me mostró un río con el agua de la vida, era transparente
como el cristal y fluía del trono de D
ios y del C
ordero. Fluía por el centro
de la calle principal. A cada lado del río crecía el árbol de la vida, el cual
produce doce cosechas de fruto, y una cosecha nueva cada mes. Las hojas
se usaban como medicina para sanar a las naciones.
Ya no habrá más maldición sobre ninguna cosa, porque allí estará el
trono de Dios y del Cordero, y sus siervos lo adorarán. Verán su rostro y
tendrán su nombre escrito en la frente. Allí no existirá la noche —no habrá
necesidad de la luz de lámparas ni del sol— porque el Señor Dios brillará
sobre ellos. Y ellos reinarán por siempre y para siempre.
Entonces el ángel me dijo: «Todo lo que has oído y visto es verdadero y
digno de confianza. El Señor Dios, que inspira a sus profetas, ha enviado a
su ángel para decirle a sus siervos lo que pronto sucederá».
«Miren, ¡yo vengo pronto! Benditos son los que obedecen las palabras
de la profecía que están escritas en este libro».
Yo, Juan, soy el que vio y oyó todas estas cosas. Cuando las oí y las vi, me
postré para adorar a los pies del ángel que me las mostró. Pero él dijo: «No,
InmersionMesias_NTV.indd 511
8/18/2017 8:42:06 AM