Inmersion Mesias - Flipbook - Página 458
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INMERSIÓN
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MESÍAS
10:6-30
Los que oyeron a Jesús usar este ejemplo no entendieron lo que quiso
decir, entonces les dio la explicación: «Les digo la verdad, yo soy la puerta
de las ovejas. Todos los que vinieron antes que yo eran ladrones y bandi
dos, pero las verdaderas ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta; los que
entren a través de mí serán salvos. Entrarán y saldrán libremente y encon
trarán buenos pastos. El propósito del ladrón es robar y matar y destruir;
mi propósito es darles una vida plena y abundante.
»Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida en sacrificio por las
ovejas. El que trabaja a sueldo sale corriendo cuando ve que se acerca un
lobo; abandona las ovejas, porque no son suyas y él no es su pastor. En
tonces el lobo ataca el rebaño y lo dispersa. El cuidador contratado sale
corriendo porque trabaja solamente por el dinero y, en realidad, no le im
portan las ovejas.
»Yo soy el buen pastor; conozco a mis ovejas, y ellas me conocen a mí,
como también mi Padre me conoce a mí, y yo conozco al Padre. Así que
sacrifico mi vida por las ovejas. Además, tengo otras ovejas que no están
en este redil, también las debo traer. Ellas escucharán mi voz, y habrá un
solo rebaño con un solo pastor.
»El Padre me ama, porque sacrifico mi vida para poder tomarla de
nuevo. Nadie puede quitarme la vida sino que yo la entrego voluntaria
mente en sacrificio. Pues tengo la autoridad para entregarla cuando quiera
y también para volver a tomarla. Esto es lo que ordenó mi Padre».
Al oírlo decir esas cosas, la gente volvió a dividirse en cuanto a su opi
nión sobre Jesús. Algunos decían: «Está loco y endemoniado, ¿para qué
escuchar a un hombre así?». Otros decían: «¡No suena como alguien po
seído por un demonio! ¿Acaso un demonio puede abrir los ojos de los
ciegos?».
Ya era invierno, y J esús estaba en Jerusalén durante el tiempo de Januká,
el Festival de la Dedicación. Se encontraba en el templo, caminando por
la parte conocida como el pórtico de Salomón. La gente lo rodeó y le
preguntó:
—¿Hasta cuándo nos tendrás en suspenso? Si tú eres el M
esías, dínoslo
sin rodeos.
Jesús les contestó:
—Yo ya les dije, y ustedes no me creen. La prueba es la obra que hago en
nombre de mi Padre, pero ustedes no me creen porque no son mis ovejas.
Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco, y ellas me siguen. Les doy vida
eterna, y nunca perecerán. Nadie puede quitármelas, porque mi P
adre me
las ha dado, y él es más poderoso que todos. Nadie puede quitarlas de la
mano del P
adre. El Padre y yo somos uno.
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