Inmersion Mesias - Flipbook - Página 430
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INMERSIÓN
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MESÍAS
1:13–2:5
Cuando sean tentados, acuérdense de no decir: «
Dios me está tentando».
Dios nunca es tentado a hacer el mal y jamás tienta a nadie. La tentación
viene de nuestros propios deseos, los cuales nos seducen y nos arrastran.
De esos deseos nacen los actos pecaminosos, y el pecado, cuando se deja
crecer, da a luz la muerte.
Así que no se dejen engañar, mis amados hermanos. Todo lo que es bueno
y perfecto es un regalo que desciende a nosotros de parte de Dios nuestro
Padre, quien creó todas las luces de los cielos. Él nunca cambia ni varía
como una sombra en movimiento. Él, por su propia voluntad, nos hizo
nacer de nuevo por medio de la palabra de verdad que nos dio y, de toda
la creación, nosotros llegamos a ser su valiosa posesión.
Mis amados hermanos, quiero que entiendan lo siguiente: todos ustedes
deben ser rápidos para escuchar, lentos para hablar y lentos para enojarse.
El enojo humano no produce la rectitud que Dios desea. Así que quiten
de su vida todo lo malo y lo sucio, y acepten con humildad la palabra que
Dios les ha sembrado en el corazón, porque tiene el poder para salvar
su alma.
No solo escuchen la palabra de D
ios; tienen que ponerla en práctica. De lo
contrario, solamente se engañan a sí mismos. Pues, si escuchas la palabra
pero no la obedeces, sería como ver tu cara en un espejo; te ves a ti mismo,
luego te alejas y te olvidas cómo eres. Pero si miras atentamente en la ley
perfecta que te hace libre y la pones en práctica y no olvidas lo que escu
chaste, entonces Dios te bendecirá por tu obediencia.
Si afirmas ser religioso pero no controlas tu lengua, te engañas a ti mismo
y tu religión no vale nada. La religión pura y verdadera a los ojos de D
ios
Padre consiste en ocuparse de los huérfanos y de las viudas en sus afliccio
nes, y no dejar que el mundo te corrompa.
Mis amados hermanos, ¿cómo pueden afirmar que tienen fe en nuestro
glorioso Señor J esucristo si favorecen más a algunas personas que a otras?
Por ejemplo, supongamos que alguien llega a su reunión vestido con
ropa elegante y joyas costosas y al mismo tiempo entra una persona pobre
y con ropa sucia. Si ustedes le dan un trato preferencial a la persona rica y
le dan un buen asiento, pero al pobre le dicen: «Tú puedes quedarte de pie
allá o bien sentarte en el piso», ¿acaso esta discriminación no demuestra
que sus juicios son guiados por malas intenciones?
Escúchenme, amados hermanos. ¿No eligió Dios a los pobres de este
mundo para que sean ricos en fe? ¿No son ellos los que heredarán el reino
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