Inmersion Mesias - Flipbook - Página 427
INMERSOS EN SANTIAGO
P O C A S D É C A D A S D E S P U É S de la muerte y resurrección de Jesús, sus
seguidores se han dispersado a diferentes partes del Imperio romano.
Santiago, el hermano de Jesús y un líder sumamente respetado de la
iglesia de Jerusalén, envía una carta general a esas comunidades dispersas para recordarles que deben andar en el camino de la sabiduría
de Dios. Santiago destaca varias formas prácticas de la vida diaria en
que los seguidores de Jesús deben demostrar su fe.
Para ayudar a las comunidades dispersas, Santiago adopta el patrón
bien conocido de enseñar desde la tradición sapiencial («de sabiduría») del antiguo Israel. La literatura sapiencial adjudica un alto valor
a la forma en que vivimos en el mundo de Dios. Por lo tanto, hace
hincapié en la acción, aconsejando al lector a seguir el buen camino
revelado por Dios y a ponerlo en práctica en la comunidad. En la carta
de Santiago, vemos que el nuevo pueblo de Dios en Cristo se enfrenta
a una elección fundamental, una que el pueblo de Dios siempre ha experimentado: ¿qué camino seguiremos? Uno de los caminos conduce
a la vida y el bienestar, mientras que el otro conduce a la muerte y la
destrucción. Santiago desafía a sus hermanos y hermanas dispersos a
abrazar firmemente el camino que lleva a la vida.
Santiago enseña que elegir ese camino de vida incluye no solamente
practicar las virtudes de paciencia, humildad, resistencia en las pruebas
y generosidad con los pobres, sino también renunciar a la ira y al orgullo jactancioso, evitar la tendencia a juzgar a otros, y no usar la lengua
en forma destructiva. El núcleo de la idea que caracteriza ese estilo de
vida es: «No solo escuchen la palabra de Dios; tienen que ponerla en
práctica».
Santiago hace hincapié en el fuerte llamado que pertenece a todo
creyente en Jesús: renunciar al favoritismo de los ricos que induce al
descuido de los pobres. Santiago sabía que estas comunidades estaban
siguiendo las prácticas de la sociedad romana del primer siglo, la cual
daba lugares de privilegio a los ricos. Por eso, él explica que el camino
de Jesús es diferente: aquellos que acaparan riqueza serán juzgados
mientras que los pobres heredarán el reino de Dios.
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