Inmersion Mesias - Flipbook - Página 387
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M ateo
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Entonces Jesús les preguntó:
—¿Nunca leyeron en las Escrituras:
“La piedra que los constructores rechazaron
ahora se ha convertido en la piedra principal.
Esto es obra del Señor
y es maravilloso verlo”?
Les digo que a ustedes se les quitará el reino de D
ios y se le dará a una
nación que producirá el fruto esperado. Cualquiera que tropiece con esa
piedra se hará pedazos, y la piedra aplastará a quienes les caiga encima.
Cuando los principales sacerdotes y los fariseos oyeron esa parábola,
se dieron cuenta de que contaba esa historia en contra de ellos, pues ellos
eran los agricultores malvados. Querían arrestarlo, pero tenían miedo de
las multitudes, que consideraban que Jesús era un profeta.
J esús también les contó otras parábolas. Dijo: «El reino del cielo también
puede ilustrarse mediante la historia de un rey que preparó una gran fiesta
de bodas para su hijo. Cuando el banquete estuvo listo, el rey envió a sus
sirvientes para llamar a los invitados. ¡Pero todos se negaron a asistir!
»Entonces envió a otros sirvientes a decirles: “La fiesta está preparada.
Se han matado los toros y las reses engordadas, y todo está listo. ¡Vengan
al banquete!”. Pero las personas a quienes había invitado no hicieron caso
y siguieron su camino: uno se fue a su granja y otro a su negocio. Otros
agarraron a los mensajeros, los insultaron y los mataron.
»El rey se puso furioso, y envió a su ejército para destruir a los asesinos
y quemar su ciudad. Y les dijo a los sirvientes: “La fiesta de bodas está lista
y las personas a las que invité no son dignas de tal honor. Ahora salgan a
las esquinas de las calles e inviten a todos los que vean”. Entonces los sir
vientes llevaron a todos los que pudieron encontrar, tanto buenos como
malos, y la sala del banquete se llenó de invitados.
»Cuando el rey entró para recibir a los invitados, notó que había un
hombre que no estaba vestido apropiadamente para una boda. “Amigo
—le preguntó—, ¿cómo es que estás aquí sin ropa de bodas?”. Pero el
hombre no tuvo respuesta. Entonces el rey dijo a sus asistentes: “Átenlo
de pies y manos y arrójenlo a la oscuridad de afuera, donde habrá llanto y
rechinar de dientes”.
»Pues muchos son los llamados, pero pocos los elegidos».
Entonces los fariseos se juntaron para tramar cómo hacer que J esús cayera
en la trampa de decir algo por lo cual pudiera ser arrestado. Enviaron a
algunos de sus discípulos, junto con los partidarios de Herodes, a buscarlo.
—Maestro —dijeron—, sabemos lo honesto que eres. Enseñas con
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