Inmersion Mesias - Flipbook - Página 376
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INMERSIÓN
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MESÍAS
15:37–16:17
trozos. Se los dio a los discípulos, quienes repartieron la comida entre la
multitud.
Todos comieron cuanto quisieron. Después los discípulos recogieron
siete canastas grandes con la comida que sobró. Aquel día, cuatro mil
hombres recibieron alimento, además de las mujeres y los niños. Enton
ces Jesús envió a todos a sus casas, subió a una barca y cruzó a la región
de Magadán.
Cierto día, los fariseos y saduceos se acercaron a Jesús para ponerlo a
prueba, exigiéndole que les mostrara una señal milagrosa del cielo para
demostrar su autoridad.
Él respondió: «Ustedes conocen el dicho: “Si el cielo está rojo por la
noche, mañana habrá buen clima; si el cielo está rojo por la mañana, habrá
mal clima todo el día”. Saben interpretar las señales del clima en los cielos,
pero no saben interpretar las señales de los tiempos. Solo una generación
malvada y adúltera reclamaría una señal milagrosa, pero la única señal que
les daré es la del profeta Jonás». Luego Jesús los dejó y se fue.
Más tarde, cuando ya habían cruzado al otro lado del lago, los discípu
los descubrieron que se habían olvidado de llevar pan. «¡Atención! —les
advirtió Jesús—. Tengan cuidado con la levadura de los fariseos y con la
de los saduceos».
Al oír esto, comenzaron a discutir entre sí pues no habían traído nada
de pan. Jesús supo lo que hablaban, así que les dijo: «¡Tienen tan poca fe!
¿Por qué discuten los unos con los otros por no tener pan? ¿Todavía no
entienden? ¿No recuerdan los cinco mil que alimenté con cinco panes y las
canastas con sobras que recogieron? ¿Ni los cuatro mil que alimenté con
siete panes ni las grandes canastas con sobras que recogieron? ¿Por qué
no pueden entender que no hablo de pan? Una vez más les digo: “Tengan
cuidado con la levadura de los fariseos y de los saduceos”».
Entonces, al fin, comprendieron que no les hablaba de la levadura del
pan, sino de las enseñanzas engañosas de los fariseos y de los saduceos.
Cuando Jesús llegó a la región de Cesarea de Filipo, les preguntó a sus
discípulos:
—¿Quién dice la gente que es el Hijo del Hombre?
—Bueno —contestaron—, algunos dicen Juan el Bautista, otros dicen
Elías, y otros dicen Jeremías o algún otro profeta.
Entonces les preguntó:
—Y ustedes, ¿quién dicen que soy?
Simón Pedro contestó:
—Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios viviente.
Jesús respondió:
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