Inmersion Mesias - Flipbook - Página 375
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M ateo
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Pues del corazón salen los malos pensamientos, el asesinato, el adul
terio, toda inmoralidad sexual, el robo, la mentira y la calumnia. Esas
cosas son las que los contaminan. Comer sin lavarse las manos nunca los
contaminará.
Luego Jesús salió de Galilea y se dirigió al norte, a la región de Tiro y Sidón.
Una mujer de los gentiles, que vivía allí, se le acercó y le rogó: «¡Ten mi
sericordia de mí, oh S eñor, Hijo de D
avid! Pues mi hija está poseída por
un demonio que la atormenta terriblemente».
Pero Jesús no le contestó ni una palabra. Entonces sus discípulos le pi
dieron que la despidiera. «Dile que se vaya —dijeron—. Nos está moles
tando con sus súplicas».
Entonces J esús le dijo a la mujer:
—Fui enviado para ayudar solamente a las ovejas perdidas de D
ios, el
pueblo de Israel.
Ella se acercó y lo adoró, y le rogó una vez más:
—¡Señor, ayúdame!
Jesús le respondió:
—No está bien tomar la comida de los hijos y arrojársela a los perros.
—Es verdad, S eñor —respondió la mujer—, pero hasta a los perros se
les permite comer las sobras que caen bajo la mesa de sus amos.
—Apreciada mujer —le dijo Jesús—, tu fe es grande. Se te concede lo
que pides.
Y al instante la hija se sanó.
J esús regresó al mar de Galilea, subió a una colina y se sentó. Una inmensa
multitud le llevó a personas cojas, ciegas, lisiadas, mudas y a muchas más.
Las pusieron delante de J esús y él las sanó a todas. ¡La multitud quedó
asombrada! Los que no podían hablar, ahora hablaban; los lisiados que
daron sanos, los cojos caminaban bien y los ciegos podían ver; y alababan
al D
ios de Israel.
Entonces Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:
—Siento compasión por ellos. Han estado aquí conmigo durante tres
días y no les queda nada para comer. No quiero despedirlos con hambre,
no sea que se desmayen por el camino.
Los discípulos contestaron:
—¿Dónde conseguiríamos comida suficiente aquí en el desierto para
semejante multitud?
—¿Cuánto pan tienen? —preguntó Jesús.
—Siete panes y unos pocos pescaditos —contestaron ellos.
Entonces J esús le dijo a la gente que se sentara en el suelo. Luego tomó
los siete panes y los pescados, dio gracias a D
ios por ellos y los partió en
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