Inmersion Mesias - Flipbook - Página 374
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INMERSIÓN
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MESÍAS
14:34–15:18
Después de cruzar el lago, arribaron a Genesaret. Cuando la gente recono
ció a J esús, la noticia de su llegada c orrió rápidamente por toda la región,
y pronto la gente llevó a todos los enfermos para que fueran sanados. Le
suplicaban que permitiera a los enfermos tocar al menos el fleco de su
túnica, y todos los que tocaban a Jesús eran sanados.
En ese momento, algunos fariseos y maestros de la ley religiosa llegaron
desde Jerusalén para ver a Jesús.
—¿Por qué tus discípulos desobedecen nuestra antigua tradición? —le
preguntaron—. No respetan la ceremonia de lavarse las manos antes de
comer.
Jesús les respondió:
—¿Y por qué ustedes, por sus tradiciones, violan los mandamientos di
rectos de D
ios? Por ejemplo, D
ios dice: “Honra a tu padre y a tu madre”
y “Cualquiera que hable irrespetuosamente de su padre o de su madre
tendrá que morir”. Sin embargo, ustedes dicen que está bien que uno les
diga a sus padres: “Lo siento, no puedo ayudarlos porque he jurado darle
aD
ios lo que les hubiera dado a ustedes”. De esta manera, ustedes afirman
que no hay necesidad de honrar a los padres; y entonces anulan la palabra
de Dios por el bien de su propia tradición. ¡Hipócritas! Isaías tenía razón
cuando profetizó acerca de ustedes, porque escribió:
“Este pueblo me honra con sus labios,
pero su corazón está lejos de mí.
Su adoración es una farsa
porque enseñan ideas humanas como si fueran mandatos de Dios”.
Luego Jesús llamó a la multitud para que se acercara y oyera. «Escuchen
—les dijo—, y traten de entender. Lo que entra por la boca no es lo que los
contamina; ustedes se contaminan por las palabras que salen de la boca».
Entonces los discípulos se acercaron y le preguntaron:
—¿Te das cuenta de que has ofendido a los fariseos con lo que acabas
de decir?
Jesús contestó:
—Toda planta que no fue plantada por mi P
adre celestial será arrancada
de raíz, así que no les hagan caso. Son guías ciegos que conducen a los
ciegos, y si un ciego guía a otro, los dos caerán en una zanja.
Entonces Pedro le dijo a Jesús:
—Explícanos la parábola que dice que la gente no se contamina por lo
que come.
—¿Todavía no lo entienden? —preguntó J esús—. Todo lo que comen
pasa a través del estómago y luego termina en la cloaca, pero las palabras
que ustedes dicen provienen del corazón; eso es lo que los contamina.
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