Inmersion Mesias - Flipbook - Página 318
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INMERSIÓN
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MESÍAS
14:9-27
que pudo y ungió mi cuerpo en preparación para el entierro. Les digo la
verdad, en cualquier lugar del mundo donde se predique la B
uena N
oticia,
se recordará y se hablará de lo que hizo esta mujer».
Entonces Judas Iscariote, uno de los doce discípulos, fue a ver a los prin
cipales sacerdotes para llegar a un acuerdo de cómo entregarles a J esús a
traición. Ellos quedaron complacidos cuando oyeron la razón de su visita
y le prometieron darle dinero. Entonces él comenzó a buscar una oportu
nidad para traicionar a Jesús.
El primer día del Festival de los Panes sin Levadura, cuando se sacrifica
el cordero de la Pascua, los discípulos de Jesús le preguntaron: «¿Dónde
quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?».
Así que J esús envió a dos de ellos a Jerusalén con las siguientes ins
trucciones: «Al entrar en la ciudad, se encontrarán con un hombre que
lleva un cántaro de agua. Síganlo. En la casa donde él entre, díganle al
dueño: “El Maestro pregunta: ‘¿Dónde está el cuarto de huéspedes para
que pueda comer la cena de Pascua con mis discípulos?’”. Él los llevará
a un cuarto grande en el piso de arriba, que ya está listo. Allí deben pre
parar nuestra cena». Entonces los dos discípulos entraron en la ciudad
y encontraron todo como Jesús les había dicho y allí prepararon la cena
de Pascua.
Por la noche, Jesús llegó con los Doce. Mientras estaban a la mesa,
comiendo, Jesús dijo: «Les digo la verdad, uno de ustedes que está
aquí comiendo conmigo me traicionará».
Ellos, muy afligidos, le preguntaron uno por uno: «¿Seré yo?».
Él contestó: «Es uno de ustedes doce que come de este plato conmigo.
Pues el H
ijo del H
ombre tiene que morir, tal como lo declararon las Es
crituras hace mucho tiempo. Pero qué aflicción le espera a aquel que lo
traiciona. ¡Para ese hombre sería mucho mejor no haber nacido!».
Mientras comían, Jesús tomó un poco de pan y lo bendijo. Luego lo
partió en trozos, lo dio a sus discípulos y dijo: «Tómenlo, porque esto es
mi cuerpo».
Y tomó en sus manos una copa de vino y dio gracias a Dios por ella. Se
la dio a ellos, y todos bebieron de la copa. Y les dijo: «Esto es mi sangre, la
cual confirma el pacto entre Dios y su pueblo. Es derramada como sacri
ficio por muchos. Les digo la verdad, no volveré a beber vino hasta el día
en que lo beba nuevo en el reino de Dios».
Luego cantaron un himno y salieron al monte de los Olivos.
En el camino, J esús les dijo: «Todos ustedes me abandonarán, porque las
Escrituras dicen:
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