Inmersion Mesias - Flipbook - Página 310
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INMERSIÓN
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MESÍAS
10:30-45
y por la Buena Noticia recibirá ahora a cambio cien veces más el número
de casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y bienes, junto con persecu
ción; y en el mundo que vendrá, esa persona tendrá la vida eterna. Pero
muchos que ahora son los más importantes en ese día serán los menos
importantes, y aquellos que ahora parecen menos importantes en ese día
serán los más importantes.
Subían rumbo a Jerusalén, y Jesús caminaba delante de ellos. Los discí
pulos estaban llenos de asombro y la gente que los seguía, abrumada de
temor. Jesús tomó a los doce discípulos aparte y, una vez más, comenzó
a describir todo lo que estaba por sucederle. «Escuchen —les dijo—,
subimos a Jerusalén, donde el H
ijo del Hombre será traicionado y entre
gado a los principales sacerdotes y a los maestros de la ley religiosa. Lo
condenarán a muerte y lo entregarán a los romanos. Se burlarán de él, lo
escupirán, lo azotarán con un látigo y lo matarán; pero después de tres
días, resucitará».
Entonces Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, se le acercaron y dijeron:
—Maestro, queremos que nos hagas un favor.
—¿Cuál es la petición? —preguntó él.
Ellos contestaron:
—Cuando te sientes en tu trono glorioso, nosotros queremos sentarnos
en lugares de honor a tu lado, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda.
Jesús les dijo:
—¡No saben lo que piden! ¿Acaso pueden beber de la copa amarga de
sufrimiento que yo estoy a punto de beber? ¿Acaso pueden ser bautizados
con el bautismo de sufrimiento con el cual yo tengo que ser bautizado?
—Claro que sí —contestaron ellos—, ¡podemos!
Entonces Jesús les dijo:
—Es cierto, beberán de mi copa amarga y serán bautizados con mi bau
tismo de sufrimiento; pero no me corresponde a mí decir quién se sentará
a mi derecha o a mi izquierda. Dios preparó esos lugares para quienes él
ha escogido.
Cuando los otros diez discípulos oyeron lo que Santiago y Juan habían
pedido, se indignaron. Así que Jesús los reunió a todos y les dijo: «Us
tedes saben que los gobernantes de este mundo tratan a su pueblo con
prepotencia y los funcionarios hacen alarde de su autoridad frente a los
súbditos. Pero entre ustedes será diferente. El que quiera ser líder entre
ustedes deberá ser sirviente, y el que quiera ser el primero entre ustedes
deberá ser esclavo de los demás. Pues ni aun el H
ijo del H
ombre vino
para que le sirvan, sino para servir a otros y para dar su vida en rescate
por muchos».
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