Inmersion Mesias - Flipbook - Página 300
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INMERSIÓN
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MESÍAS
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para hacerle un favor a Herodías. Él se casó con ella a pesar de que era
esposa de su hermano, Felipe. Juan le había estado diciendo a Herodes:
«Es contra la ley de Dios que te cases con la esposa de tu hermano». Por
eso Herodías le guardaba rencor a Juan y quería matarlo; pero sin el visto
bueno de Herodes, ella no podía hacer nada, porque Herodes respetaba
a Juan y lo protegía porque sabía que era un hombre bueno y santo. He
rodes se inquietaba mucho siempre que hablaba con Juan, pero aun así le
gustaba escucharlo.
Finalmente, Herodías tuvo su oportunidad en el cumpleaños de Hero
des. Él dio una fiesta para los altos funcionarios de su gobierno, los oficia
les del ejército y los ciudadanos prominentes de Galilea. Luego la hija del
rey, también llamada Herodías, entró y bailó una danza que agradó mucho
a Herodes y a sus invitados. «Pídeme lo que quieras —le dijo el rey a la
muchacha— y te lo daré». Incluso juró: «Te daré cualquier cosa que me
pidas, ¡hasta la mitad de mi reino!».
Ella salió y le preguntó a su madre:
—¿Qué debo pedir?
Su madre le dijo:
—¡Pide la cabeza de Juan el Bautista!
Así que la muchacha regresó de prisa y le dijo al rey:
—¡Quiero ahora mismo la cabeza de Juan el Bautista en una bandeja!
Entonces el rey se arrepintió profundamente de lo que había dicho, pero
debido a los juramentos que había hecho delante de sus invitados, no le
podía negar lo que pedía. Así que envió de inmediato a un verdugo a la
prisión para que le cortara la cabeza a Juan y luego se la trajera. El soldado
decapitó a Juan en la prisión, trajo su cabeza en una bandeja y se la dio a
la muchacha, quien se la llevó a su madre. Cuando los discípulos de Juan
oyeron lo que había sucedido, fueron a buscar el cuerpo y lo pusieron en
una tumba.
Los apóstoles regresaron de su viaje y le contaron a J esús todo lo que ha
bían hecho y enseñado. Entonces Jesús les dijo: «Vayamos solos a un lugar
tranquilo para descansar un rato». Lo dijo porque había tanta gente que
iba y venía que J esús y sus apóstoles no tenían tiempo ni para comer.
Así que salieron en la barca a un lugar tranquilo, donde pudieran estar a
solas; pero muchos los reconocieron y los vieron salir, y gente de muchos
pueblos corrió a lo largo de la orilla y llegó antes que ellos. Cuando Jesús
salió de la barca, vio a la gran multitud y tuvo compasión de ellos por
que eran como ovejas sin pastor. Entonces comenzó a enseñarles muchas
cosas.
Al atardecer, los discípulos se le acercaron y le dijeron:
—Este es un lugar alejado y ya se está haciendo tarde. Despide a las
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