Inmersion Mesias - Flipbook - Página 299
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M arcos
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estaba la niña. La tomó de la mano y le dijo: «Talita cum», que significa
«¡Niña, levántate!». Entonces la niña, que tenía doce años, ¡enseguida
se puso de pie y caminó! Los presentes quedaron conmovidos y total
mente asombrados. J esús dio órdenes estrictas de que no le dijeran a
nadie lo que había sucedido y entonces les dijo que le dieran de comer
a la niña.
J esús salió de esa región y regresó con sus discípulos a Nazaret, su pueblo.
El siguiente día de descanso, comenzó a enseñar en la sinagoga, y muchos
de los que lo oían quedaban asombrados. Preguntaban: «¿De dónde sacó
toda esa sabiduría y el poder para realizar semejantes milagros?». Y se
burlaban: «Es un simple carpintero, hijo de María y hermano de Santiago,
José, Judas y Simón. Y sus hermanas viven aquí mismo entre nosotros». Se
sentían profundamente ofendidos y se negaron a creer en él.
Entonces J esús les dijo: «Un profeta recibe honra en todas partes menos
en su propio pueblo y entre sus parientes y su propia familia». Y, debido a
la incredulidad de ellos, J esús no pudo hacer ningún milagro allí, excepto
poner sus manos sobre algunos enfermos y sanarlos. Y estaba asombrado
de su incredulidad.
Después J esús fue de aldea en aldea enseñando a la gente. Reunió a sus
doce discípulos, comenzó a enviarlos de dos en dos y les dio autoridad
para expulsar espíritus malignos. Les dijo que no llevaran nada para el
viaje —ni comida, ni bolso de viaje, ni dinero— sino solo un bastón. Les
permitió llevar sandalias pero no una muda de ropa.
Les dijo: «Por todo lugar que vayan, quédense en la misma casa hasta
salir de la ciudad. Pero si en algún lugar se niegan a recibirlos o a escuchar
los, sacúdanse el polvo de los pies al salir para mostrar que abandonan a
esas personas a su suerte».
Entonces los discípulos salieron y decían a todos que se arrepintieran de
sus pecados y volvieran a Dios. También expulsaban muchos demonios y
sanaban a muchos enfermos ungiéndolos con aceite de oliva.
El rey Herodes Antipas pronto oyó hablar de Jesús, porque todos hablaban
de él. Algunos decían: «Este debe ser Juan el Bautista que resucitó de los
muertos. Por eso puede hacer semejantes milagros». Otros decían: «Es
Elías». Incluso otros afirmaban: «Es un profeta como los grandes profetas
del pasado».
Cuando Herodes oyó hablar de Jesús, dijo: «Juan, el hombre que yo
decapité, ha regresado de los muertos».
Pues Herodes había enviado soldados para arrestar y encarcelar a Juan
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