Inmersion Mesias - Flipbook - Página 290
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INMERSIÓN
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MESÍAS
1:14-34
Más tarde, después del arresto de Juan, Jesús entró en Galilea, donde pre
dicó la Buena Noticia de Dios. «¡Por fin ha llegado el tiempo prometido
por Dios! —anunciaba—. ¡El reino de D
ios está cerca! ¡Arrepiéntanse de
sus pecados y crean la Buena Noticia!».
Cierto día, mientras J esús caminaba por la orilla del mar de Galilea, vio a
Simón y a su hermano Andrés que echaban la red al agua, porque vivían
de la pesca. Jesús los llamó: «Vengan, síganme, ¡y yo les enseñaré cómo
pescar personas!». Y enseguida dejaron las redes y lo siguieron.
Un poco más adelante por la orilla, J esús vio a Santiago y a Juan, hijos
de Zebedeo, en una barca, reparando las redes. Los llamó de inmediato y
ellos también lo siguieron, dejando a su padre Zebedeo en la barca con los
hombres contratados.
J esús y sus compañeros fueron al pueblo de Capernaúm. Cuando llegó
el día de descanso, Jesús entró en la sinagoga y comenzó a enseñar. La
gente quedó asombrada de su enseñanza, porque lo hacía con verdadera
autoridad, algo completamente diferente de lo que hacían los maestros de
la ley religiosa.
De pronto, un hombre en la sinagoga, que estaba poseído por un espíritu
maligno, gritó: «¿Por qué te entrometes con nosotros, J esús de Nazaret?
¿Has venido a destruirnos? ¡Yo sé quién eres: el Santo de D
ios!».
Pero Jesús lo reprendió: «¡Cállate! —le ordenó—. ¡Sal de este hom
bre!». En ese mismo momento, el espíritu maligno soltó un alarido, le
causó convulsiones al hombre y luego salió de él.
El asombro se apoderó de la gente, y todos comenzaron a hablar de lo
que había ocurrido. «¿Qué clase de enseñanza nueva es esta? —se pre
guntaban con emoción—. ¡Tiene tanta autoridad! ¡Hasta los espíritus
malignos obedecen sus órdenes!». Las noticias acerca de Jesús corrieron
velozmente por toda la región de Galilea.
Después Jesús salió de la sinagoga con Santiago y Juan, y fueron a la casa
de Simón y Andrés. Resulta que la suegra de Simón estaba enferma en
cama con mucha fiebre. Se lo contaron a J esús de inmediato. Él se acercó
a la cama, la tomó de la mano y la ayudó a sentarse. Entonces la fiebre se
fue, y ella les preparó una comida.
Esa tarde, después de la puesta del sol, le llevaron a Jesús muchos enfer
mos y endemoniados. El pueblo entero se juntó en la puerta para mirar.
Entonces J esús sanó a mucha gente que padecía de diversas enfermedades
y expulsó a muchos demonios, pero como los demonios sabían quién era
él, no los dejó hablar.
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