Inmersion Mesias - Flipbook - Página 225
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R omanos
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autoridad se rebela contra lo que Dios ha instituido, y será castigado. Pues
las autoridades no infunden temor a los que hacen lo que está bien, sino
a los que hacen lo que está mal. ¿Quieres vivir sin temor a las autorida
des? Haz lo correcto, y ellas te honrarán. Las autoridades están al servicio
de Dios para tu bien; pero si estás haciendo algo malo, por supuesto que
deberías tener miedo, porque ellas tienen poder para castigarte. Están al
servicio de D
ios para cumplir el propósito específico de castigar a los que
hacen lo malo. Por eso tienes que someterte a ellas, no solo para evitar el
castigo, sino para mantener tu conciencia limpia.
Por esas mismas razones, también paguen sus impuestos, pues los fun
cionarios de gobierno necesitan cobrar su sueldo. Ellos sirven a Dios con
lo que hacen. Ustedes den a cada uno lo que le deben: paguen los impues
tos y demás aranceles a quien corresponda, y den respeto y honra a los que
están en autoridad.
No deban nada a nadie, excepto el deber de amarse unos a otros. Si aman a
su prójimo, cumplen con las exigencias de la ley de D
ios. Pues los manda
mientos dicen: «No cometas adulterio. No cometas asesinato. No robes.
No codicies». Estos y otros mandamientos semejantes se resumen en uno
solo: «Ama a tu prójimo como a ti mismo». El amor no hace mal a otros,
por eso el amor cumple con las exigencias de la ley de D
ios.
Esto es aún más urgente, porque ustedes saben que es muy tarde; el
tiempo se acaba. Despierten, porque nuestra salvación ahora está más
cerca que cuando recién creímos. La noche ya casi llega a su fin; el día de
la salvación amanecerá pronto. Por eso, dejen de lado sus actos oscuros
como si se quitaran ropa sucia, y pónganse la armadura resplandeciente de
la vida recta. Ya que nosotros pertenecemos al día, vivamos con decencia a
la vista de todos. No participen en la oscuridad de las fiestas desenfrenadas
y de las borracheras, ni vivan en promiscuidad sexual e inmoralidad, ni se
metan en peleas, ni tengan envidia. Más bien, vístanse con la presencia
del Señor J esucristo. Y no se permitan pensar en formas de complacer los
malos deseos.
Acepten a los creyentes que son débiles en la fe y no discutan acerca de lo
que ellos consideran bueno o malo. Por ejemplo, un creyente piensa que
está bien comer de todo; pero otro creyente, con una conciencia sensible,
come solo verduras. Los que se sienten libres para comer de todo no deben
menospreciar a los que no sienten la misma libertad; y los que no comen
determinados alimentos no deben juzgar a los que sí los comen, porque
a esos hermanos Dios los ha aceptado. ¿Quién eres tú para juzgar a los
sirvientes de otro? Su amo dirá si quedan en pie o caen; y con la ayuda del
Señor, quedarán en pie y recibirán la aprobación de él.
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