Inmersion Mesias - Flipbook - Página 211
4:13–5:5
R omanos
199
Abraham también es el padre espiritual de los que han sido circuncidados,
pero solo si tienen la misma clase de fe que tenía Abraham antes de ser
circuncidado.
Obviamente, la promesa que D
ios hizo de dar toda la t ierra a Abraham
y a sus descendientes no se basaba en la obediencia de Abraham a la ley
sino en una relación correcta con Dios, la cual viene por la fe. Si la promesa
de Dios es solo para los que obedecen la ley, entonces la fe no hace falta
y la promesa no tiene sentido. Pues la ley siempre trae castigo para los
que tratan de obedecerla. (¡La única forma de no violar la ley es no tener
ninguna ley para violar!).
Así que la promesa se recibe por medio de la fe. Es un regalo inmerecido.
Y, vivamos o no de acuerdo con la ley de Moisés, todos estamos seguros
de recibir esta promesa si tenemos una fe como la de Abraham, quien es el
padre de todos los que creen. A eso se refieren las Escrituras cuando citan
lo que D
ios le dijo: «Te hice padre de muchas naciones». Eso sucedió
porque Abraham creyó en el D
ios que da vida a los muertos y crea cosas
nuevas de la nada.
Aun cuando no había motivos para tener esperanza, Abraham siguió
teniendo esperanza porque había creído en que llegaría a ser el padre de
muchas naciones. Pues Dios le había dicho: «Esa es la cantidad de descen
dientes que tendrás». Y la fe de Abraham no se debilitó a pesar de que él
reconocía que, por tener unos cien años de edad, su cuerpo ya estaba muy
anciano para tener hijos, igual que el vientre de Sara.
Abraham siempre creyó la promesa de D
ios sin vacilar. De hecho, su
fe se fortaleció aún más y así le dio gloria a D
ios. Abraham estaba plena
mente convencido de que Dios es poderoso para cumplir todo lo que pro
mete. Y, debido a su fe, D
ios lo consideró justo. Y el hecho de que D
ios lo
considerara justo no fue solo para beneficio de Abraham, sino que quedó
escrito también para nuestro beneficio, porque nos asegura que Dios nos
considerará justos a nosotros también si creemos en él, quien levantó de
los muertos a J esús nuestro Señor. Él fue entregado a la muerte por causa
de nuestros pecados, y resucitado para hacernos justos a los ojos de Dios.
Por lo tanto, ya que fuimos hechos justos a los ojos de Dios por medio de
la fe, tenemos paz con D
ios gracias a lo que J esucristo nuestro S eñor hizo
por nosotros. Debido a nuestra fe, Cristo nos hizo entrar en este lugar de
privilegio inmerecido en el cual ahora permanecemos, y esperamos con
confianza y alegría participar de la gloria de Dios.
También nos alegramos al enfrentar pruebas y dificultades porque sa
bemos que nos ayudan a desarrollar resistencia. Y la resistencia desarrolla
firmeza de carácter, y el carácter fortalece nuestra esperanza segura de
salvación. Y esa esperanza no acabará en desilusión. Pues sabemos con
InmersionMesias_NTV.indd 199
8/18/2017 8:41:43 AM