Inmersion Mesias - Flipbook - Página 198
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INMERSIÓN
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MESÍAS
4:7-26
«Abba, Padre». Ahora ya no eres un esclavo sino un hijo de Dios, y como
eres su hijo, Dios te ha hecho su heredero.
Antes de conocer a Dios, ustedes, los gentiles, eran esclavos de los lla
mados dioses, que ni siquiera existen. Así que ahora que conocen a Dios
(o mejor dicho, ahora que Dios los conoce a ustedes), ¿por qué quieren
retroceder y convertirse otra vez en esclavos de los débiles e inútiles prin
cipios espirituales de este mundo? Pretenden ganarse el favor de Dios al
cumplir con ciertos días o meses, estaciones o años. Temo por ustedes.
Quizá todo el arduo trabajo que hice entre ustedes fue en vano.
Amados hermanos, les ruego que vivan como yo, libres de esas cosas, pues
yo llegué a ser como ustedes, los gentiles, libre de esas leyes.
Ustedes no me trataron mal cuando les prediqué por primera vez. Sin
duda, recordarán que yo estaba enfermo la primera vez que les llevé la
Buena Noticia. Aunque mi condición los tentaba a no aceptarme, ustedes
no me despreciaron ni me rechazaron. Todo lo contrario, me recibieron y
me cuidaron como si yo fuera un ángel de Dios o incluso el mismo Cristo
Jesús. ¿Dónde ha ido a parar el espíritu de alegría y de gratitud que antes te
nían? Estoy seguro de que ustedes se hubieran arrancado los propios ojos
para dármelos de haber sido posible. ¿Acaso ahora me volví su enemigo
porque les digo la verdad?
Esos falsos maestros están muy ansiosos de ganarse el favor de ustedes,
pero sus intenciones no son nada buenas. Lo que quieren es aislarlos de mí
para que ustedes solo les presten atención a ellos. Si alguien quiere hacer
cosas buenas por ustedes, no hay ningún problema; pero que lo haga en
todo tiempo, no solo cuando estoy con ustedes.
¡Oh mis hijos queridos! Siento como si volviera a sufrir dolores de parto
por ustedes, y seguirán hasta que Cristo se forme por completo en sus
vidas. Desearía estar con ustedes en este momento para poder hablar
les en otro tono, pero estando tan lejos, no sé qué más puedo hacer para
ayudarlos.
Díganme ustedes, los que quieren vivir bajo la ley, ¿saben lo que en reali
dad dice la ley? Las Escrituras dicen que Abraham tuvo dos hijos, uno de
la mujer esclava y el otro de su esposa, quien había nacido libre. El naci
miento del hijo de la esclava fue el resultado de un intento humano por
lograr que se cumpliera la promesa de D
ios; pero el nacimiento del hijo de
la libre fue la manera en que Dios cumplió su promesa.
Esas dos mujeres son una ilustración de los dos pactos de Dios. La pri
mera mujer, Agar, representa el monte Sinaí, donde el pueblo recibió la
ley que los hizo esclavos. Y ahora Jerusalén es igual que el monte Sinaí, en
Arabia, porque la ciudad y sus hijos viven bajo la esclavitud de la ley; pero
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