Inmersion Mesias - Flipbook - Página 19
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L u cas – H E C H O S
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cuando Cirenio era gobernador de Siria). Todos regresaron a los pueblos
de sus antepasados a fin de inscribirse para el censo. Como José era des
cendiente del rey D
avid, tuvo que ir a Belén de Judea, el antiguo hogar de
David. Viajó hacia allí desde la aldea de Nazaret de Galilea. Llevó consigo
a María, su prometida, quien estaba embarazada.
Mientras estaban allí, llegó el momento para que naciera el bebé. María
dio a luz a su primer hijo varón. Lo envolvió en tiras de tela y lo acostó en
un pesebre, porque no había alojamiento disponible para ellos.
Esa noche había unos pastores en los campos cercanos, que estaban cui
dando sus rebaños de ovejas. De repente, apareció entre ellos un ángel del
Señor, y el resplandor de la gloria del Señor los rodeó. Los pastores estaban
aterrados, pero el ángel los tranquilizó. «No tengan miedo —dijo—. Les
traigo buenas noticias que darán gran alegría a toda la gente. ¡El Salvador
—sí, el Mesías, el Señor— ha nacido hoy en Belén, la ciudad de D
avid! Y
lo reconocerán por la siguiente señal: encontrarán a un niño envuelto en
tiras de tela, acostado en un pesebre».
De pronto, se unió a ese ángel una inmensa multitud —los ejércitos
celestiales— que alababan a D
ios y decían:
«Gloria a Dios en el cielo más alto
y paz en la tierra para aquellos en quienes Dios se complace».
Cuando los ángeles regresaron al cielo, los pastores se dijeron unos a
otros: «¡Vayamos a Belén! Veamos esto que ha sucedido y que el S eñor
nos anunció».
Fueron de prisa a la aldea y encontraron a María y a José. Y allí estaba
el niño, acostado en el pesebre. Después de verlo, los pastores contaron
a todos lo que había sucedido y lo que el ángel les había dicho acerca del
niño. Todos los que escucharon el relato de los pastores quedaron asom
brados, pero María guardaba todas estas cosas en el corazón y pensaba en
ellas con frecuencia. Los pastores regresaron a sus rebaños, glorificando y
alabando a D
ios por lo que habían visto y oído. Todo sucedió tal como el
ángel les había dicho.
Ocho días después, cuando el bebé fue circuncidado, le pusieron por nom
bre Jesús, el nombre que había dado el ángel aun antes de que el niño fuera
concebido.
Luego llegó el tiempo para la ofrenda de purificación, como exigía la
ley de Moisés después del nacimiento de un niño; así que sus padres lo
llevaron a Jerusalén para presentarlo al S eñor. La ley del S eñor dice: «Si
el primer hijo de una mujer es varón, habrá que dedicarlo al Señor». Así
que ellos ofrecieron el sacrificio requerido en la ley del Señor, que consis
tía en «un par de tórtolas o dos pichones de paloma».
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