Inmersion Mesias - Flipbook - Página 150
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INMERSIÓN
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MESÍAS
1:14–2:3
ustedes? ¿Fue alguno de ustedes bautizado en el nombre de Pablo? ¡Por
supuesto que no! Agradezco a D
ios que no bauticé a ninguno de ustedes
excepto a Crispo y a Gayo, porque ahora nadie puede decir que fue bauti
zado en mi nombre. (Ah, sí, también bauticé a los de la casa de Estéfanas,
pero no recuerdo haber bautizado a nadie más). Pues Cristo no me envió
a bautizar sino a predicar la Buena Noticia, y no con palabras ingeniosas,
por temor a que la cruz de C
risto perdiera su poder.
¡El mensaje de la cruz es una ridiculez para los que van rumbo a la des
trucción! Pero nosotros, que vamos en camino a la salvación, sabemos que
es el poder mismo de Dios. Como dicen las Escrituras:
«Destruiré la sabiduría de los sabios
y desecharé la inteligencia de los inteligentes».
Así que, ¿dónde deja eso a los filósofos, a los estudiosos y a los especia
listas en debates de este mundo? Dios ha hecho que la sabiduría de este
mundo parezca una ridiculez. Ya que D
ios, en su sabiduría, se aseguró
de que el mundo nunca lo conociera por medio de la sabiduría humana,
usó nuestra predicación «ridícula» para salvar a los que creen. Es ridícula
para los judíos, que piden señales del cielo. Y es ridícula para los griegos,
que buscan la sabiduría humana. Entonces cuando predicamos que C
risto
fue crucificado, los judíos se ofenden y los gentiles dicen que son puras
tonterías.
Sin embargo, para los que D
ios llamó a la salvación, tanto judíos como
gentiles, Cristo es el poder de Dios y la sabiduría de D
ios. Ese plan «ri
dículo» de Dios es más sabio que el más sabio de los planes humanos, y la
debilidad de D
ios es más fuerte que la mayor fuerza humana.
Recuerden, amados hermanos, que pocos de ustedes eran sabios a los
ojos del mundo o poderosos o ricos cuando D
ios los llamó. En cambio,
Dios eligió lo que el mundo considera ridículo para avergonzar a los que se
creen sabios. Y escogió cosas que no tienen poder para avergonzar a los po
derosos. Dios escogió lo despreciado por el mundo —lo que se considera
como nada— y lo usó para convertir en nada lo que el mundo considera im
portante. Como resultado, nadie puede jamás jactarse en presencia de D
ios.
Dios los ha unido a ustedes con C
risto Jesús. D
ios hizo que él fuera
la sabiduría misma para nuestro beneficio. C
risto nos hizo justos ante
Dios; nos hizo puros y santos y nos liberó del pecado. Por lo tanto, como
dicen las Escrituras: «Si alguien quiere jactarse, que se jacte solamente
del Señor».
Amados hermanos, la primera vez que los visité, no me valí de palabras
elevadas ni de una sabiduría impresionante para contarles acerca del plan
secreto de Dios. Pues decidí que, mientras estuviera con ustedes, olvidaría
todo excepto a Jesucristo, el que fue crucificado. Me acerqué a ustedes en
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