Inmersion Mesias - Flipbook - Página 113
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L U C A S – H echos
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Mientras Apolos estaba en Corinto, Pablo viajó por las regiones del inte
rior hasta que llegó a Éfeso, en la costa, donde encontró a varios creyentes.
—¿Recibieron el Espíritu Santo cuando creyeron? —les preguntó.
—No —contestaron—, ni siquiera hemos oído que hay un Espíritu
Santo.
—Entonces, ¿qué bautismo recibieron? —preguntó.
Y ellos contestaron:
—El bautismo de Juan.
Pablo dijo:
—El bautismo de Juan exigía arrepentirse del pecado; pero Juan mismo
le dijo a la gente que creyera en el que vendría después, es decir, en Jesús.
En cuanto oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del S eñor Jesús.
Después, cuando Pablo les impuso las manos, el Espíritu Santo descendió
sobre ellos, y hablaron en otras lenguas y profetizaron. Había unos doce
hombres en total.
Luego Pablo fue a la sinagoga y predicó con valentía durante los siguien
tes tres meses, discutiendo persuasivamente sobre el reino de Dios; pero
algunos se pusieron tercos, rechazaron el mensaje y hablaron pública
mente en contra del Camino. Así que Pablo salió de la sinagoga y se llevó a
los creyentes con él. Entonces asistía diariamente a la sala de conferencias
de Tirano, donde exponía sus ideas y debatía. Esto continuó los siguientes
dos años, de modo que gente de toda la provincia de Asia —tanto judíos
como griegos— oyó la palabra del Señor.
Dios le dio a Pablo el poder para realizar milagros excepcionales.
Cuando ponían sobre los enfermos pañuelos o delantales que apenas ha
bían tocado la piel de Pablo, quedaban sanos de sus enfermedades y los
espíritus malignos salían de ellos.
Un grupo de judíos viajaba de ciudad en ciudad expulsando espíritus
malignos. Trataban de usar el nombre del S eñor J esús en sus conjuros y
decían: «¡Te ordeno en el nombre de Jesús, de quien Pablo predica, que
salgas!». Siete de los hijos de Esceva, un sacerdote principal, hacían esto.
En una ocasión que lo intentaron, el espíritu maligno respondió: «Co
nozco a Jesús y conozco a Pablo, ¿pero quiénes son ustedes?». Entonces el
hombre con el espíritu maligno se lanzó sobre ellos, logró dominarlos y los
atacó con tal violencia que ellos huyeron de la casa, desnudos y golpeados.
Esta historia corrió velozmente por toda Éfeso, entre judíos y griegos
por igual. Un temor solemne descendió sobre la ciudad, y el nombre del
Señor Jesús fue honrado en gran manera. Muchos de los que llegaron a
ser creyentes confesaron sus prácticas pecaminosas. Varios de ellos, que
practicaban la hechicería, trajeron sus libros de conjuros y los quemaron
en una hoguera pública. El valor total de los libros fue de cincuenta mil
monedas de plata.
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