Inmersion Cronicas NTV - Flipbook - Page 94
2C | 23:14–24:6
C rónicas – E S D R A S – N E H E M Í A S
83
Los cantores, con instrumentos musicales, dirigían al pueblo en una gran
celebración. Cuando Atalía vio todo esto, rasgó su ropa en señal de desesperación y gritó: «¡Traición! ¡Traición!».
Después el sacerdote Joiada ordenó a los comandantes que estaban a
cargo de las tropas: «Llévensela a los soldados que están de guardia frente
al templo, y maten a cualquiera que intente rescatarla». Pues el sacerdote
había dicho: «No deben matarla dentro del templo del Señor». Por eso
la agarraron y la llevaron a la entrada de la puerta de los Caballos, en el
predio del palacio, y allí la mataron.
Luego Joiada hizo un pacto entre él mismo, el rey y el pueblo, de que
serían el pueblo del Señor. Así que toda la gente fue al templo de Baal y
entre todos lo destruyeron; demolieron los altares, destrozaron los ídolos
y mataron a Matán, el sacerdote de Baal, frente a los altares.
Entonces, siguiendo las instrucciones que había dado David, Joiada
puso sacerdotes y levitas a cargo del templo del Señor. También les ordenó que presentaran ofrendas quemadas al Señor, como estaba establecido en la ley de Moisés, y que cantaran y se alegraran tal como David
había instruido. También colocó porteros en las puertas del templo del
Señor para impedir la entrada a todo aquel que, por cualquier motivo,
estuviera ceremonialmente impuro.
Después los comandantes, los nobles, los gobernantes y toda la gente del
reino escoltaron al rey desde el templo del Señor; pasaron por la puerta
superior, entraron al palacio y sentaron al rey en el trono real. Toda la
gente del reino se alegró, y la ciudad estaba tranquila porque Atalía había
sido ejecutada.
Joás tenía siete años de edad cuando subió al trono y reinó en Jerusalén
cuarenta años. Su madre se llamaba Sibia y era de Beerseba. Joás hizo lo
que era agradable a los ojos del Señor mientras vivió el sacerdote Joiada.
Joiada eligió dos esposas para Joás, y tuvo hijos e hijas.
En un momento dado, Joás decidió reparar y restaurar el templo del
Señor. Mandó llamar a los sacerdotes y a los levitas y les dio las siguientes
instrucciones: «Vayan a todas las ciudades de Judá y recojan las ofrendas
requeridas anualmente, para que podamos reparar el templo de su Dios.
¡No se demoren!»; pero los levitas no actuaron de inmediato.
Entonces el rey mandó llamar al sumo sacerdote Joiada y le preguntó:
«¿Por qué no has exigido a los levitas que salgan a recaudar los impuestos
del templo en las ciudades de Judá y en Jerusalén? Moisés, el siervo del
Señor, impuso a la comunidad de Israel este impuesto para el mantenimiento del tabernáculo del pacto».