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C rónicas – E S D R A S – N E H E M Í A S
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total del templo, y medía nueve metros de alto. Después revistió el interior
de oro puro.
Cubrió el salón principal del templo con paneles de madera de ciprés,
luego lo revistió de oro fino y lo decoró con tallas de palmeras y cadenas.
Adornó las paredes del templo con hermosas joyas y con oro de la tierra de
Parvaim. Revistió de oro las vigas, los umbrales, las paredes y las puertas de
todo el templo, e hizo grabar en las paredes figuras de querubines.
Hizo el Lugar Santísimo de nueve metros de ancho, igual que la anchura
del templo, por nueve metros de profundidad. Revistió el interior con unas
veinte toneladas de oro fino. Los clavos de oro que se usaron pesaban quinientos setenta gramos cada uno. También revistió de oro las paredes de
las habitaciones de la planta alta.
Hizo dos figuras en forma de querubines, las revistió de oro y las colocó
en el Lugar Santísimo. La distancia entre las puntas de las alas de los dos
querubines que estaban de pie uno al lado del otro, era de unos nueve
metros. Una de las alas de la primera figura medía dos metros con treinta
centímetros de largo, y tocaba la pared del templo. La otra ala, también de
dos metros con treinta centímetros, tocaba el extremo del ala del segundo
querubín. De la misma manera, la segunda figura tenía un ala de dos metros con treinta centímetros de largo que tocaba la pared opuesta. La otra
ala, también de dos metros con treinta centímetros de largo, tocaba el ala
de la primera figura. Así que, la distancia entre las puntas de las alas de los
dos querubines, uno al lado del otro, era de unos nueve metros. Estaban
de pie con sus rostros hacia el salón principal del templo.
En la entrada al Lugar S antísimo colocó de lado a lado una cortina hecha
de lino fino decorada con hilo azul, púrpura y escarlata, y bordada con
figuras de querubines.
Para el frente del templo hizo construir dos columnas que tenían ocho
metros con treinta centímetros de alto, y encima de cada una puso un capitel que se extendía hacia arriba otros dos metros con treinta centímetros.
Hizo una red de cadenas entrelazadas y la usó para decorar la parte superior de las columnas. También hizo cien granadas decorativas y las sujetó
a las cadenas. Luego levantó las dos columnas a la entrada del templo, una
hacia el sur de la entrada y la otra hacia el norte. A la del sur la llamó Jaquín,
y a la del norte, Boaz.
Salomón también hizo un altar de bronce de nueve metros de largo por
nueve metros de ancho y cuatro metros y medio de alto. Luego fundió un
enorme tazón redondo, que medía cuatro metros con sesenta centímetros
de borde a borde, llamado el Mar. Tenía dos metros con treinta centímetros de profundidad y trece metros con ochenta centímetros de circunferencia. Por debajo del borde, estaba rodeado por dos hileras de figuras que