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INMERSIÓN
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CRÓNICAS
1C | 28:18–29:9
utilizados para manejar la carne de los sacrificios y para los tazones, las
jarras y la vajilla, así como la cantidad de plata para cada uno de los platos.
Especificó la cantidad de oro refinado para el altar del incienso. Finalmente,
le dio un plano para la «carroza» del S eñor, es decir, los querubines de
oro cuyas alas se extendían sobre el arca del pacto del Señor. «Cada detalle de este plan —le dijo David a Salomón— lo recibí por escrito de la
mano del Señor».
David siguió diciendo: «Sé fuerte y valiente y haz el trabajo. No tengas
miedo ni te desanimes, porque el S eñor D
ios, mi D
ios, está contigo. Él no
te fallará ni te abandonará. Él se asegurará de que todo el trabajo relacionado con el templo del Señor se termine c orrectamente. Las diferentes
divisiones de sacerdotes y levitas servirán en el templo de Dios. Otros con
todo tipo de habilidades se ofrecerán como voluntarios, y los funcionarios
y toda la nación están a tus órdenes».
Luego el rey D
avid se dirigió a toda la asamblea y dijo: «Mi hijo Salomón,
a quien Dios evidentemente ha elegido para ser el siguiente rey de I srael, es
aún joven y sin experiencia. El trabajo que él tiene por delante es enorme,
porque el templo que construirá no es para simples mortales, ¡es para el
Señor Dios! Usando cada recurso a mi alcance, he reunido todo lo que
pude para construir el templo de mi D
ios. Así que hay suficiente oro, plata,
bronce, h ierro y madera, al igual que grandes cantidades de ónice y otras
joyas costosas, y todo tipo de piedras finas y mármol.
»Ahora, debido a la devoción que tengo por el templo de mi D
ios, entrego todos mis propios tesoros de oro y de plata para ayudar en la construcción. Esto es además de los materiales de construcción que ya he
reunido para su santo templo. Dono más de ciento dos toneladas de oro
de Ofir y doscientas treinta y ocho toneladas de plata refinada para recubrir las paredes de los edificios y para los demás trabajos en oro y plata que
harán los artesanos. Ahora bien, ¿quiénes de ustedes seguirán mi ejemplo
y hoy darán ofrendas al S eñor?».
Entonces los jefes de familia, los jefes de las tribus de I srael, los generales
y capitanes del ejército y los funcionarios administrativos del rey, todos
ofrendaron voluntariamente. Para la construcción del templo de Dios
donaron alrededor de ciento setenta toneladas de oro, diez mil monedas
de oro, trescientas cuarenta toneladas de plata, seiscientas doce toneladas de bronce y tres mil cuatrocientas toneladas de hierro. También contribuyeron con gran cantidad de piedras preciosas, que se depositaron en el
tesoro de la casa del Señor al cuidado de Jehiel, un descendiente de Gersón. El pueblo se alegró por las ofrendas, porque había dado libremente y
de todo corazón al S eñor, y el rey David se llenó de gozo.