Inmersion Cronicas NTV - Flipbook - Page 46
1C | 18:11–19:10
C rónicas – E S D R A S – N E H E M Í A S
35
El rey David dedicó todos estos regalos al Señor, junto con el oro y la
plata que había traído de las otras naciones: de Edom, de Moab, de Amón,
de Filistea y de Amalec.
Abisai, hijo de Sarvia, aniquiló a dieciocho mil edomitas en el valle de la
Sal. Puso guarniciones militares en Edom, y los edomitas se convirtieron
en súbditos de D
avid. Es más, el S eñor le daba la victoria a D
avid dondequiera que iba.
De modo que D
avid reinó sobre todo Israel e hizo lo que era justo y
correcto para su pueblo. Joab, hijo de Sarvia, era el comandante del ejército; Josafat, hijo de Ahilud, era el historiador del reino. Sadoc, hijo de
Ahitob, y Ahimelec, hijo de Abiatar, eran los sacerdotes; Seraías era el
secretario de la corte. Benaía, hijo de Joiada, era el capitán de la guardia
personal del rey, y los hijos de D
avid servían como ayudantes principales
del rey.
Después de un tiempo, murió Nahas, rey de los amonitas, y su hijo Hanún
subió al trono. David dijo: «Le mostraré lealtad a Hanún porque su padre
Nahas siempre me fue leal». Entonces D
avid envió mensajeros a Hanún
para expresarle sus condolencias por la muerte de su padre.
Pero cuando los embajadores de David llegaron a la tierra de Amón, los
comandantes amonitas le dijeron a Hanún: «¿Realmente cree que estos
hombres vienen para honrar a su padre? ¡No, D
avid los ha enviado a espiar
la tierra para luego venir y conquistarla!». Entonces Hanún tomó presos
a los embajadores de David, les afeitó la barba, les cortó los mantos a la
altura de las nalgas y los envió avergonzados de regreso a David.
Cuando llegó a oídos de D
avid lo que les había sucedido a sus hombres, envió mensajeros para decirles: «Quédense en Jericó hasta que les
crezca la barba y luego regresen». Pues se sentían muy avergonzados de
su aspecto.
Cuando el pueblo de Amón se dio cuenta de qué tan seriamente había
provocado el enojo de David, Hanún y los amonitas enviaron treinta y
cuatro toneladas de plata para contratar carros de g uerra y sus conductores de Aram-naharaim, de Aram-maaca y de Soba. También contrataron
treinta y dos mil carros de guerra y lograron el apoyo del rey de Maaca
y su ejército. Estas fuerzas acamparon en Medeba, donde se les unieron
las tropas amonitas que Hanún había reclutado en sus propias ciudades.
Cuando David se enteró, envió a Joab con todos sus guerreros a pelear
contra ellos. Las tropas amonitas se pusieron en pie de guerra a la entrada
de la ciudad, mientras los otros reyes tomaron posiciones para pelear a
campo abierto.
Cuando Joab vio que tendría que luchar tanto por el frente como por la